Laibach, ha trabajado con la música industrial y “el lenguaje ordinario” que usufructúan los Estados, contrarios a cualquier discernimiento.










Laibach, ha trabajado con la música industrial y “el lenguaje ordinario” que usufructúan los Estados, contrarios a cualquier discernimiento.
Graffiti aprecido en las paredes de París, la capital francesa, durante el mes de mayo de 1968: “Seamos realistas, exijamos lo imposible”.
El vocablo “música” se asoció a lo que resultara nuevo: una inspirada innovación, trabajo de investigación o representación de la realidad.
Una revolución significa escindirse de la tutela de cierta sociedad, de su forma de vida. Es la afirmación de valores opuestos o nuevos.
“¿Qué hay tan fuerte, tan auténtico, en la música de los años sesenta para que se puedan sentir aún hoy sus grandes ecos?”: Hector Zazou.
El de 1968 fue para la ONU el “Año de los Derechos Humanos”; para la historia social del mundo y para su memoria fue el año de la revuelta.
Miles Davis volvió a París y en una sola noche grabó una obra maestra, el inquietante soundtrack para la película Ascensor para el cadalso.
La moda Unplugged se inició como una idea de producción «vanguardista», de élite (para continuar como vulgaridad en las siguientes décadas).
La rama gala del rockabilly es un continuum en el tiempo de su cultura musical que comenzó, como todo en Francia, con la labor un escritor.
En una formación como la germana Love Is Colder than Death se da la aventura en la visitación de campos más ambiciosos para lo inteligible.