La versión que un artista hace del vanguardismo depende de su preparación y mística. En esa ruta viaja Agnes Obel, una intérprete de ello.





La versión que un artista hace del vanguardismo depende de su preparación y mística. En esa ruta viaja Agnes Obel, una intérprete de ello.
Con la lectura de The Waste Land, de Eliot, el rock cultivó un follaje tupido y diverso con aquella tierra baldía como fondo omnipresente.
La pintura que hizó Don Van Vliet lo ubicó sobre la ruta de los seguidores de la escuela Die Brücke, tendencia artística del expresionismo.
Lo que prevalece en esta canción son los argumentos de un tipo llamado James Hetfield, intérprete del metal, que por un momento se sinceró.
Su imagen es la personificación del sensual espíritu sesentero y aún se le considera la mejor cantante de blues blanca de todos los tiempos.
Hank Ballard se dedicaba a difundir por los ballrooms un r&b crudo y explícito, hasta que compuso “The Twist” y ahí comenzó otra historia.
Uzeda se ubica entre el espacio físico y el emocional. Una grieta en la que conviven muchos contemporáneos en estos tiempos fragmentarios.
Intuitivamente, de la evolución y de la innovación echó mano el género rockero para enfrentar el fin de un ciclo y el comienzo de otro.
Al principio Blues Project tocaba para un público compuesto por outsiders, marginales y asiduos a clubes llamados Café Au Go Go o Matrix.
Con el rock and roll, la jukebox tuvo su pináculo, pues esa «música selvática» fue vetada, al inicio, por casi todas las emisoras de radio.