521. El beat de la identidad / IV (2007-2008)

Por Sergio Monsalvo C.

2007

La Biblioteca Británica, reconocida institución a nivel internacional, digitalizó en el 2007 más de un millón de páginas de contenido sexual en los libros, entre las que se encontraban las perversidades del Marqués de Sade o Teleny, que narraban la historia de un amor homosexual que se atribuyó a Oscar Wilde.

Al cumplirse 50 años del lanzamiento del primer satélite espacial, el soviético Sputnik, la literatura celebró que el comic Tintín, del belga Hergé, en dos entregas del mismo (1950 y 1953) se había adelantado a dicho lanzamiento y al del mismo Apollo 11 estadounidense (del 69). Ambos volúmenes, además de didácticos, abordaron de forma impecable distintos aspectos científicos.

El 2007 tiene un apartado señalado en la cultura global, en general, porque Steve Jobs, el Mesías de la Apple, lanzó el iPhone en ese año memorable.

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La aparición en escena de un grupo como The Good, The Bad & The Queen en tal año llevó a reflexionar sobre cómo la música popular se interesa cada vez más por las formas, a través de las cuales se produce a sí misma. En este caso hay dos cuestionamientos que valieron la pena hacerse. Uno fue acerca del papel que juega el bagaje de sus integrantes en la producción; y otro, preguntarse por el lugar que ocupan las nuevas alianzas en el trabajo de producir, difundir y consumir un producto musical frente al futuro.

El surgimiento de uno como The Good, The Bad & The Queen habló de que con la llegada del siglo XXI las relaciones existentes entre la música y su recepción, es decir, las maneras con las cuales se escucha y se “aprecia” la música, han sido modificadas gracias a los adelantos tecnológicos y a la interrelación con los medios de un grupo como éste, cuyos integrantes se convirtieron, con su rock alternativo y art-rock, en el primer supergrupo del naciente siglo XXI.

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Por su parte, el grupo Radiohead con In rainbows (del 2007) fabricaron una construcción sólida, en concreto, madura, de sonoridad rugosa, afilada y profundamente lírica, que los situó como un grupo único, revolucionario, experimental y con el sonido del porvenir. Su temática rondaba las inquietudes del hombre contemporáneo: tecnología, existencia, soledad, amor.

Es una banda que hace pocas giras, elige sus destinos, rechaza presentaciones por motivos ambientales en lugares donde no se respeta a la naturaleza, crea sus propias portadas, sus videos con la más vanguardista hi-tech, y ofrece a la discreción del escucha el precio de sus nuevos álbumes por tiempo determinado en la web, contraviniendo los intereses de su disquera. En fin, todo ello lo ha hecho un grupo diferente.

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Ese mismo año apareció el álbum Neon Bible de Arcade Fire (una agrupación más que prometedora en ese momento, con una sensibilidad especial para tocar la fibra emocional del público gracias a sus temas de eficacia probada y a una actuación en vivo pletórica de vitalidad con la que realmente lograban contagiar su entusiasmo).

Las canciones de este grupo de pop orquestal, encabezado por el matrimonio integrado por Win Butler (cantante, guitarrista y pianista) y Régine Chassagne (ex vocalista de jazz, organista y mandolinista), se desarrollaron opulentas y a la vez suaves entre los extremos: desde un pop sencillo que inducía a batir las palmas, con textos cursis, hasta una epopeya acompañada por un voluptuoso piano. Sus guitarras, violines, cellos, glockenspiel, arpa, percusiones crearon momentos propios de Broadway o de la pantalla cinematográfica.

2008

En el 2008 el presidente cubano Fidel Castro (en realidad un dictador) en un mensaje publicado por el diario oficial Granma renunció al cargo, por motivos de salud, después de medio siglo en el poder. La pantomima continuó cuando el Parlamento de aquel país eligió a su hermano, Raúl,  como presidente en su reemplazo.

Jean-Marie Gustave Le Clézio, autor francés con más de 40 obras publicadas, fue elegido como el ganador del Premio Nobel de Literatura de aquel año.

En Australia, el primer ministro Kevin Rudd presentó una disculpa formal a los descendientes de aborígenes de su país, debido al secuestro sistemático de niños aborígenes. Acto llevado a cabo por el gobierno australiano entre 1869 y 1976.

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Un adagio es la imagen del futuro en el horizonte, con todo lo que representa como metáfora. Ésta siempre irá acompañada de música en la imaginación, de la música que a cada uno le provoque esa fantasía. Un adagio es un término musical que tiene varias acepciones. Como referencia a una indicación del tempo o al movimiento de una pieza musical, cuyo tempo es lento (por lo general se llama así al segundo o tercer movimiento de una sinfonía o un concierto).

En la cultura del rock las muestras de adagios para el presente siglo aparecieron en los discos de Chris Isaak, Always Got Tonight; The Raven, de Lou Reed; Illinois de Sufjan Stevens; The Rising de Bruce Springsteen, Essence de Lucinda Williams, Some Old Man de John Hiatt o el primer álbum de los Fleet Foxes (homónimo, 2008) entre muchos otros.

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El principal referente estadounidense del nu-afrobeat fue Vampire Weekend. Un grupo formado por cuatro universitarios neoyorquinos que tenían al cantante Ezra Koenig como líder. Él siempre tuvo claro cuál debía ser el perfil del cuarteto. Tras viajar a la India y luego pasar otro tiempo en Londres, se puso a pensar en el colonialismo y las conexiones estéticas entre la cultura dominante y las nativas. Se interesó entonces por África.

Para un trabajo en la Universidad de Columbia, Koenig escribió una pequeña historia sobre dichas conexiones y la tituló “Cape Cod Kwassa Kwassa”, que luego sería el título de una de las canciones de la nueva banda. En ésta querían evitar todo intelectualismo, despreocuparse por lo que era o no “auténtico”, no querían hacer etnomusicología sino una mixtura divertida. Una alejada del indie mainstream y de los clichés de las músicas del mundo. De tal manera apareció su disco debut homónimo en ese año.

Portishead, a su vez, se erigió como un grupo de electrónica con alma. Tanto que entre Dummy y el segundo disco homónimo pasaron tres años, para superar las crisis de haber puesto el listón demasiado alto. Lo consiguieron para mayor gloria del vértigo. Lo mismo sucedió con respecto a la aparición de Third, la tercera obra de estudio que apareció once años después (2008).

Brutalmente directo y sugerentemente turbio. Portishead mantuvo el sonido que posee un vigor y una calidez que lo han hecho parecer originario de otra era. Beth Gibbons aprovechó la intensidad instrumental, que se advierte creada por pesimistas de pura cepa, como plataforma para reflexiones crudas y trágicas sobre el dolor del amor, sin un solo escape de felicidad, ironía o sarcasmo.

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