680. Azra (La cuarta vía)

Por Sergio Monsalvo C.

Croacia fue parte constituyente de la antigua República Federativa Socialista de Yugoslavia (o Yugoslavia, simplemente). Fue integrada a ésta en 1944, por el mariscal Josip Broz Tito, quien la dirigía. Así, el país se convirtió en parte de un conglomerado de seis entidades, junto con Serbia, Eslovenia, Macedonia, Bosnia Herzegovina y Montenegro.

Las tensiones políticas, después de 1968, condujeron a la llamada Primavera Croata de 1970-71, cuando estudiantes y académicos de la capital, Zagreb, organizan manifestaciones para reivindicar las libertades civiles y mayor autonomía para Croacia.

El régimen de Tito reprimió las protestas públicas y encarceló a sus cabecillas, temiendo que éstas significaran un resurgimiento del nacionalismo que el régimen socialista trataba de evitar. En 1974 se ratifica una nueva Constitución yugoslava, que dio más derechos a las repúblicas que conformaban la federación, tratando de impedir nuevas manifestaciones nacionalistas.

No obstante, en 1980, tras la muerte de Tito, empiezan a crecer las dificultades políticas y económicas, por lo cual el Gobierno Federal Yugoslavo asentado en Belgrado, empieza a resquebrajarse. La federación era próspera hasta la caída del socialismo, y Croacia era la segunda más rica de las seis repúblicas, por detrás de Eslovenia. Sin embargo, a causa del final inminente de la Guerra Fría y de todos los sutiles beneficios que Yugoslavia sacaba de ella, la inflación se disparó.

Las tensiones étnicas crecieron, teniendo como consecuencia el fin de la existencia de Yugoslavia como tal, que se consumaría en el 2006 con la independencia de Montenegro. Todas las circunstancias que siguieron a ello provocaron reacciones en cadena. Las delegaciones de Eslovenia y Croacia abandonaron el Congreso, lo que marca la ruptura irreconciliable de la Yugoslavia federal y socialista. Los serbios, que constituían el 12% de la población de Croacia, rechazaron la idea de separarse de Yugoslavia.

Las antiguas divisiones afloraron a la superficie y los croatas expresaron cada vez más sus sentimientos nacionalistas y su oposición al régimen de Belgrado. Se evocó la idea de hacer de Croacia un Estado independiente.

De tal suerte, tras la muerte de Tito en 1980, el ascenso de los movimientos nacionalistas en las repúblicas constituyentes a finales de aquella década,  llevaron al desencuentro entre los múltiples grupos étnicos, seguido por el fracaso de las conversaciones entre las repúblicas para la transformación del país y también por el reconocimiento de independencia por parte de algunos estados europeos en 1991.

Además, esto se producía en una época en la que el país sufría una fuerte crisis económica y laboral. En definitiva, todos estos hechos llevarían a un colapso del Estado yugoslavo, a su desintegración y caída final en 1992, eclipsado el asunto con el comienzo de las infames guerras balcánicas, provocadas por todo ello.

En medio de ese maremágnum vivía el rock, creado en unas condiciones muy precarias (tenía sólo veinte de haber sido adoptado): empezando por el de los pioneros con su entusiasmo e inocencia compartida entre obligados coterráneos, como el muy popular cantante Marjanovi?, probablemente el primer introductor del rock en los años cincuenta.

Seguidos en los sesenta por los conjuntos que impusieron al género a base de «VIS» («volkano-instrumentalni-sastav», o sea «conjuntos vocales e instrumentales»), los cuales, así, mostraban que no trasmitían peligros ideológicos y acostumbraron a la sociedad croata a la existencia de esta vía de expresión juvenil. Eran los tolerados por el gobierno (que se dedicaban a hacer propaganda del régimen, con sus letras y portadas de discos).

Por otro lado, estaban los subterráneos (los intolerados heavy metaleros, sin posibilidad de exposición radiofónica, discográfica u organizadas presentaciones en vivo), y a fines de los setenta, apareció una cuarta vía, inesperada y luchona.

Con el fin de la década de los setenta y la convulsión en que entró el país (por la muerte de Tito), entre los rocanroleros (músicos y público) tuvo lugar un proceso de selección natural, surgió una “música moderna” que para el régimen comunista era indeseable: el punk.

Los punks brotaron por las calles desde 1977: las fronteras resultaban lo bastante porosas para que se colaran la música y la imagen de los Sex Pistols. Y los lemas, inicialmente provocaciones calculadas en boutiques londinenses, adquirían otra dimensión en Croacia. Ellos podían entender lo que quería expresar Johnny Rotten cuando berreaba “no hay futuro” pero en su país había demasiado futuro, totalmente regulado por el Estado.

Fue odio a primera vista. Los atuendos y los peinados convirtieron a los valerosos portadores en blancos fáciles La hostilidad de la población y la antipatía de los profesores se unieron al implacable acoso de la autoridad. Primero, se trataba de alejarlos de lugares turísticos. La policía recurría a la brutalidad, los arrestos arbitrarios, los interrogatorios interminables. Luego, se pasaba al sistema judicial.

A pesar de todo, el punk en Croacia no se esfumó. Si no hubiera sido por la escasa discografía, podría haber quedado sepultado por el relato oficial. No dejó demasiados himnos. De hecho, apenas hay grabaciones audibles de los grupos pioneros.

Dentro de la rama del punk uno de los mejores grupos yugoslavos (croatas) fue Azra.  Su líder, Branimir Stulic, fue uno de los personajes más interesantes y contradictorios aparecidos en el reciente punk yugo. La agrupación Azra, su proyecto personal, ya tenía tiempo de existencia y había cambiado de integrantes en varias ocasiones, pero apenas habían podido darse a conocer en todo el territorio nacional, así que se desintegraron. Los ex miembros de su banda a principios de 1979 se juntaron para fundar al grupo Film.

Azra se había formado en 1977, con Branimir «Johnny» Štuli?, como guitarra y líder. Los otros dos miembros de la formación original fueron Mišo Hrnjak (bajo) y Boris Leiner (batería). El nombre del grupo había sido tomado de la obra llamada Der Asra, del poeta Heinrich Heine.

Al surgir el punk, Stulic reclutó a un grupo de músicos más jóvenes para tocar un rock espasmódico, enérgico e impulsivo. Azra se convirtió en la banda de rock de Zagreb (capital croata), que se hizo popular en Yugoslavia en la década de los 80’s. Fueron considerados como una de las bandas más influyentes del antiguo conglomerado.

Lanzaron su primer single en 1979 con canciones como «Balkan» y «A šta da radim». El primer álbum llamado Azra se publicó en 1980 y alcanzó enrome éxito comercial en el país debido entre otras cosas, al incluyente menú de estilos que aparecieron en él (punk, folk rock, New wave y baladas, entre otros).

El grupo grabó su último álbum de estudio, Krajnosti Izme?u (entre los extremismos de la situación política) en 1987. En 1988 la banda publicó cuatro álbumes en vivo bajo el nombre Zadovoljština (Satisfacción), después de lo cual Štuli? disolvió la banda. A la postre, el músico grabó álbumes como solista desde que se mudó a Houten, Países Bajos, donde actualmente vive.

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