662. Navidad XIII (Con Jethro Tull)

Por Sergio Monsalvo C.

Vivimos tiempos confusos e intrincados. Por lo mismo, es necesario que alguien con inteligencia preclara nos lance algún soporte al cual aferrarnos, o al menos indique un posible camino. A un tipo así, que muy bien puede ser un elfo, gnomo o duende, escogí en esta ocasión para brindarnos un mensaje añoso que nos lleve a la reflexión.

Y qué mejor que sea con un álbum navideño, muy adentrado en una flora escocesa legendaria, para tomarnos el tiempo necesario en ese bosque hechizado y mantenernos empáticos en la época decembrina. El seleccionado fue Ian Anderson, al frente de su pandilla de seres maravillosos, el Jethro Tull, en un comback insospechado.

Este es un álbum de exhortación fundamentalmente. Ian Anderson nos insta en él a que recordemos el verdadero significado de la Navidad. Y sus mensajes al respecto, se repiten a lo largo de los 16 tracks que lo componen. Su punto de vista es diáfano y consecuente.

The Jethro Tull Christmas Album, es una mezcla de material nuevo, remakes del propio catálogo temático de la banda, y arreglos de música navideña tradicional. Fue el álbum de estudio número 21 lanzado por el grupo, en el año 2003. Representaba en este sentido un nuevo disco de la banda feerica tras 19 silenciosos años (hasta el lanzamiento de The Zealot Gene del 2022, con otros tantos).

Así como también el último álbum que presentó la formación del cantante y flautista Ian Anderson, con el guitarrista Martin Barre (su última aparición con el grupo), el bajista Jonathan Noyce, el tecladista Andrew Giddings y el baterista Doane Perry. En el 2009, el álbum en vivo Christmas at St Bride’s 2008 se incluyó para conformar una caja completa.

En esta ocasión, la voz de Anderson parece haber recuperado su rango anterior, y enfrentado así el nuevo lanzamiento con una colección de nuevas canciones navideñas, tradicionales y antiguas, y escritas por Jethro Tull al unísono.

El disco inicia con un arranque de flauta fastuoso, “Birthday Card at Christmas”, que se dirige a aquellos cuyos cumpleaños caen durante las vacaciones navideñas. Una buena melodía del grupo (como lo son todas, porque su música, aunque difícilmente clasificable, en ocasiones se acerca mucho al blues y al jazz, y en otras a las canciones folclóricas y las marchas militares escocesas, todo ello la enriquece notablemente), que invita al despertar de la estación. Las acrobacias con la flauta colman los sentidos y se derraman por las bocinas como pequeñas ráfagas de ventisca nevada.

“A Christmas Song” es un tema original del Jethro Tull, el remake de una cara B del sencillo alusivo de1968. Ésta ha sido, desde entonces, una canción intrigante, mínima y sin ambages. La mandolina y la guitarra acústica suenan poderosas con el redoble de un tambor detrás. Con un sonido de folk-rock orgánico que recuerda a las encarnaciones de la banda de mediados a finales de los años setenta.

El tema “First Snow on Brooklyn” posee un sonido más ad hoc con la estación. “Podría cortar mi aliento frío con un cuchillo”, se escucha cantar a Anderson. Una hermosa sección de cuerdas apoya este tema original, ligeramente épico, como se corresponde con la obra en general del grupo, además de calentar el cuerpo y su interior como lo hace un buen grog invernal.

Los siguientes surcos le corresponden a «Jack Frost and the Hooded Crow» un track regrabado, una cara B original de 1982. Un poco menos fuerte y directo en lo que dice, pero a cambio nos brinda un sonido más progresivo. Es seguido por una melodía de secuela regrabada, «Another Christmas Song», que tiene su propio sabor moderno basado en teclados, flauta y guitarra eléctrica. Esta suave balada es como el sonido de la caída de una nieve limpia el día de Navidad.

El tema «We Five Kings» es la versión del grupo de «We Three Kings». Jethro Tull, una pandilla de gnomos «viejos y feos» –como ellos mismos se nombran– instalados en la campiña británica, con sus sombreros de copa u hongo, sacos de frac, chalecos con chillantes colores, cabellos largos al lado de galopantes calvicies en medio de una escenografía mágica, contando cuentos a ritmo de folk-rock barroco, interpretado con una vibra instrumental relajada y jazzy. Difícil de tocar, fácil de escuchar. Conviene fijarse mucho en el trabajo de la guitarra acústica de Barre.

Tras ello pasamos a “Holly Herald”, un popurrí instrumental que tiene mucho sabor navideño, con villancicos reconocibles y la flauta conduciendo la melodía principal. El acordeón de Andrew Giddings tiene un toque encantador. Pura delicia.

Un track que tiene su propio sabor es «Another Christmas Song», en cual está basado en los teclados, la flauta y la guitarra eléctrica. Esta suave balada es como el mullido sonido de la nieve al pisarla mientras se pasea por el bosque o se toma algún bebedizo caliente en una cabaña cálida, con el tiempo y el espacio justo para enfocarse en las palabras que emite el cantante.

«A Winter Snowscape» es la pieza que cierra el álbum. Es un tema original de Martin Barre (con el que se despidió del grupo). La ejecución es tranquila, gentil, pero decidida. El trabajo acústico de Barre en la guitarra se hace acompañar por Anderson en flauta. Es un suave y perfecto final para un álbum único.

A lo largo de toda la obra también destaca el uso de un lenguaje muy variado, donde la construcción de las frases se acerca a la narrativa inglesa con sencillos versos de rock (como siempre, también, el cantante hace hincapié en la ironía de las diversas situaciones). La guitarra de Barre, al igual que la virtuosa flauta de Anderson, dan rienda suelta a la imaginación entre frases apoyadas en la Edad Media británica, los ecos de Johann Sebastian Bach, el folk céltico escocés y el rock progresivo, con un sonido meticulosamente trabajado.

Este disco de estudio comprueba que el tiempo no afecta a este grupo de imaginería medieval.  Se le puede incrustar en cualquier parte de la historia del género rockero; tocaría igual y se vería igual.  Como unos duendes con el don de la ubicuidad. Por ello, The Jethro Tull Christmas Album es un espectáculo rico en evocaciones y en material original pero, sobre todo, fascinante con un repertorio no sujeto a la tiranía de los grandes éxitos.

El ambiente emanado de él se siente como una conversación de juglar llevada a cabo en una romántica mesa junto a jóvenes damiselas, a las que se obsequia con notas de flauta, guitarra, mandolina eléctrica, glockenspiel y canciones y cuentos navideños. El centro de todo ello es la enérgica fantasía musical que brota de tal grupo, tan atemporal como contemporánea, al igual que lo ha venido haciendo desde hace más de medio siglo.

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