Wim Mertens ha evolucionado constantemente hacia apuestas musicales que, bajo sus principios básicos, significan nuevas formas de expresión.



Wim Mertens ha evolucionado constantemente hacia apuestas musicales que, bajo sus principios básicos, significan nuevas formas de expresión.
Con The Last Poets, la poesía sería un arma para sus ideas políticas. Y sus textos rimados envueltos por el funk, jazz y ritmos africanos.
I, Robot es una meditación científico-literaria de Isaac Asimov, un libro canónico y hoy una urgencia social a 100 años de su nacimiento.
Kraftwerk creó hace 50 años un género nuevo, con un pop electrónico, intrigante e inteligente, tan revolucionario como una sinfonía cósmica.
The Father of the Bride es un álbum vivo que flirtea con la hipermodernidad y la madurez, y sin remilgos se regodea ante su propia magia.
Lo que prevalece en esta canción son los argumentos de un tipo llamado James Hetfield, intérprete del metal, que por un momento se sinceró.
Su imagen es la personificación del sensual espíritu sesentero y aún se le considera la mejor cantante de blues blanca de todos los tiempos.
Hank Ballard se dedicaba a difundir por los ballrooms un r&b crudo y explícito, hasta que compuso “The Twist” y ahí comenzó otra historia.
Uzeda se ubica entre el espacio físico y el emocional. Una grieta en la que conviven muchos contemporáneos en estos tiempos fragmentarios.
Alan Wilson creó himnos beats y ecológicos con su voz fantasmal, frágil, aguda e irreal, que iluminó con gracia la historia del Canned Heat.