665. Power Ballads (Tiempo de revelaciones)

Por Sergio Monsalvo C.

La savia del rock está compuesta de intuición y de actitud, sin embargo, en sus power ballads se descubre el espíritu auténtico de sus intérpretes. Los elementos primarios del rock requieren de velocidad y explosividad, son indispensables para marcar la dinámica y el latido corporal, lo cual está perfecto.

Sus canciones, en este sentido, pueden narrar una historia o evocar un estado de ánimo; en el aspecto instrumental, hay espacio para la invención melódica y la variación rítmica (así como para presumir de virtuosismo, rapidez o de imaginación). ¿Pero en sus baladas, qué sucede?

La power ballad (balada rockera) pertenece a una subespecie, completamente diferente. Este subgénero trata de comunicar, específicamente de comunicarse con el interior de las personas, y la calidad con la que un grupo trate la balada sirve como medida casi exacta de la profundidad de su propio espíritu como ente estético.

Este tipo de tema no perdona ni admite ningún margen para la equivocación, en dicho camino interpersonal. Tales piezas lentas distinguen a los sensibles de los que no lo son (a los muchachos que son sólo explosión, de los hombres encendidos).

Una power ballad bien ejecutada cristaliza las emociones, elimina las barreras entre el intérprete y el escucha, revela verdades y, como al gran Stevie Ray Vaughan le gustaba decir, habla “del alma al alma”.

El relato contado por el cantante se entiende mejor conforme se presta más atención a las letras y se intensifican las sutilezas y los matices de la interpretación vocal. Para el instrumentista, la power ballad aumenta muchísimo el tamaño del lienzo sonoro y permite infinitas graduaciones de matices.

Dicha intención es difícil de hacer con la rapidez de un rock and roll, pero resulta natural con una balada. Debido al mayor tiempo de que se dispone en los compases, la balada incrementa las oportunidades para jugar con los ritmos y para la variación melódica y temática. Abre nuevos territorios de expresión y contacto.

La power ballad le da a los músicos tiempo para dedicar más atención a la forma de cada nota y frase, a la vez que le brindan a los artistas la oportunidad de crear declaraciones significativas y de establecer la confianza con el escucha en los niveles más profundos.

Hay miles de ejecuciones de velocidad mediana y rápida en el rock, que marcan la expansión de los sentidos. No obstante, los momentos de definición que establecen las baladas, los instantes en que se rompen las fronteras entre el artista y el escucha y la comprensión del desahogo, trazan un camino directo de un corazón al otro, y están reservados para ello.

En un plano humano aún más profundo, el contenido dolido de la mayoría de las canciones de este tipo le permite al oyente establecer un vínculo existencial con el intérprete, y entiende que los problemas de cualquiera son los de todos. Dicho de forma más sencilla, no estoy solo.

En su origen histórico la balada fue una forma de expresar el canto en las cortes al final de la Edad Media en Europa. Esta forma cortesana de entretenimiento apareció, pues, en el siglo XIV. En ese entonces la poesía estaba disociada de la música, pero la musicalidad estaba implícita en la escritura misma del poema. En efecto, la balada tuvo la particularidad de repetir un mismo verso o estribillo, al final de cada tres estrofas. Estaba constituida por octosílabos y las rimas eran cruzadas.

Con el paso del tiempo, la balada evolucionó y adquirió conceptualmente (con el nacimiento del romanticismo) sus formas musical y lírica en el siglo XIX. La primera, con Federico Chopin, quien compuso cuatro obras para piano con tal título (Baladas), evidentemente inspiradas en el género literario. Con ello, dio luz a un nuevo género musical.

Esta creación fue hecha a principios de dicho siglo. Con la influencia del idioma, el sentido de la palabra se alargó a un recital o una canción que contaba la vida de una persona o algunos hechos precisos. El recital fue siempre épico, normalmente dramático y a veces cómico. Al hablar del amor entre dos personas, se le identificó con el romance.

Y aquí es donde aparece J. W. Goethe, hombre renacentista alemán y pilar fundamental del movimiento romántico. Con el título de Balladen und Romanzen (Baladas y romanzas), este autor, publicó una primera edición de las mismas en 1800. Esas baladas se compusieron en épocas muy diversas de la vida de Goethe. Y al final, sólo conservaron la palabra Balladen.

Todas ellas se caracterizan por una melodía verbal sencilla, y deben esta me­lodía a un senti­miento profundo e ingenuo, casi primario y en el cual aflora alguna grande y elemental verdad sobre la vida, la naturaleza o el hom­bre, y el pensamiento se traduce en imágenes, quedando siempre medio sumergidas en el sentimiento del misterio del hombre para con el Univer­so, del cual ellas son la manifestación.

De esta manera la poesía quedó envuelta en una indefinible atmósfera de profundidad y de intimidades inefables y todos los sentimientos adquirieron algo de absoluto y fatal. El elemento lírico dio lugar a una narración más prolija; a un contrapunto de imágenes y de ritmos muy peculiares; la vida fue tratada en un tono consciente, re­flexivo, Sin embargo, el sentimiento de misterio de la vida no invade ya de una manera directa a la poesía, sino que se manifiesta a través de una idea, un símbolo, desde entonces.

De aquellas raíces románticas se nutre el rock and roll, y la power ballad de manera particular. Es un estilo de canción incluido en los álbumes de rock, hard rock y heavy metal, que ha derivado en distintas formas. El estilo se inició en los años sesenta con temas entre los que destaca “While My Guitar Gently Weeps” de los Beatles (otra de sus aportaciones), para luego dar un salto hasta “Wind of Change” de los Scorpions, en los años ochenta, cuando adquirió carta de naturalización como recurso artístico y luego comercial (las lanzan como sencillo, primero, como gancho para vender luego el álbum que la contiene).

La lista de grupos que han hecho baladas rockeras es inmensa y comienza con los nombres mencionados para luego intensificarse con otros como: Foreigner, Chicago, Kiss, Status Quo, Blind Melon, Dream Teather, Skid Row, Yngwie Malmsteen, Lynyrd Skynyrd, Poison, L.A Guns o Quarterflash, por mencionar unos cuantos.

Las power ballads a menudo hablan de temas como la angustia, la necesidad, el amor o la pérdida, también hacen hincapié en emociones como la tristeza, la infelicidad o la consciencia mental, entre otros, evocando así su herencia romántica.

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