636. Patti Smith (El arte del rock-VI)

Por Sergio Monsalvo C.

LA RUPTURA DEL CÍRCULO

La funda del disco Wave (1979) mostró a una Patti Smith más dulce, con un vestido blanco y palomas posadas en las manos. Mientras que algunos de los tracks incluyeron el rock potente de tres acordes con el que siempre se le había relacionado, otros eran más tranquilos y ambiguamente espirituales que su trabajo anterior, Easter.

Cuando el 10 de septiembre de 1979 Patti abandonó el podio en Florencia después del último encore (una versión de «My Generation» de los Who), nadie sospechó que fuera a tardar diecisiete años en volver a pararse en las tablas con un grupo de rock. «En 1979, el ajetreo de las grabaciones y las giras me agotó física y mentalmente. De hecho, disfrutaba los privilegios, la emoción y hasta cierto punto el peligro de ser una estrella del rock ??ha comentado Smith–. Era muy intoxicante en esa época de mi vida. Pero no era suficiente.

«Los sueños y las visiones originales se diluyeron debido a ello. Comprendí que tenía que salirme del círculo vicioso para poner en orden mis prioridades. No quería aislarme de la realidad ni perder las perspectivas. Por otro lado, estaba enamorada, quería concentrarme en esa relación, pero los contratos y las giras lo hacían imposible. Me sentía frustrada. Para un artista es veneno fingir los sentimientos.

«Quería crecer como artista para poder entregar un mejor trabajo –ha afirmado Patti–. No soy muy productiva al escribir canciones. Por eso, cuando tengo algo qué dar, quiero que sea de valor. Ya existen muchísimos libros, cuadros y discos. No quiero agregar la enésima obra mediocre a todo eso. Espero que lo que hago tenga valor, porque ya hay suficiente contaminación ambiental. Además, cuando se saca un disco se está reclamando una hora del valioso tiempo de alguien, una hora de su vida; que sea, en todo caso, una hora valiosa».

Entonces Patti lo desechó todo por el amor. A finales de 1979 se mudó a Detroit, la ciudad originaria de su compañero, el ex guitarrista de MC5, Fred «Sonic» Smith. El 1 de marzo de 1980 se casó con él en la iglesia Mariners de Detroit, con un antiguo vestido blanco de novia. «Fred es la persona a la que he esperado desde niña», dijo Patti al afamado escritor y amigo personal William Burroughs. Se establecieron en las afueras de Detroit. El mundo del rock la extrañaría.

Patti y Fred vivieron en forma bastante sencilla durante varios años. Se instalaron en el suburbio de St. Clair Shores y tuvieron un hijo, Jackson, y una hija, Jesse. Patti trabajó en su poesía y escribió algunas canciones junto con Fred. Declaró a la postre que era una tontería pensar que debido a su casamiento se haya retirado de la música. «Desde entonces he hecho más música que antes. Fred me enseñó a tocar el clarinete y a emplear mejor mi voz.

«Nos fijamos ciertas metas y las alcanzamos –ha indicado–. La mía era desarrollar mi prosa, y Fred quería estudiar navegación y aviación. Me gusta escribir cerca del mar y trabajé en un estudio de carácter acerca de un hombre que sólo se dedica a vagar por la playa. Fred investigó todos los lugares donde podía tomar clases de vuelo en pequeños aeropuertos ubicados en diversos pueblos a la orilla del mar. A comienzos de los ochenta, cuando Jackson era pequeño, empacábamos y recorríamos la costa en coche. Nos quedábamos en pequeños moteles. Llevábamos una vida muy frugal. Yo escribía, él estudiaba aviación y luego voló. Era una existencia feliz».

Pese a que compartían el mismo apellido desde antes de casarse, Smith y Smith, tenían caracteres opuestos en muchos sentidos. «Por ejemplo, yo no manejo, pero Fred era bueno para conducir motocicletas y coches de carreras –ha señalado Patti–. Tenía una intuición tremenda, era rápido, igual que en la guitarra. Si se metía en algún problema, sabía salir de él en formas que a otra gente ni se le hubieran ocurrido. Durante todos estos años hemos estado trabajando duro en las composiciones. Fred y yo teníamos pensado volvernos a presentar de vez en cuando. Por ejemplo, sólo cuando los niños no tuvieran clases, o sea, no como grupo profesional de conciertos».

Patti Smith empleó estos años en un proceso de maduración. Escribió una novela y un volumen de cuentos. «Recopilé experiencias y aprendí a ser madre y esposa. Hacía las labores de mi casa y luego me sentaba a escribir en un pequeño escritorio que tenía junto a la ventana donde me pega el sol. Todo era sencillo. Siempre escribía, aunque al mismo tiempo tuviera que cuidar a los niños o el funcionamiento de la casa. Veía junto con Fred mucho cine y videos para estar al día. Los fines de semana lo dejaba en paz con la televisión y los deportes. Ambos estábamos orgullosos de ser esposos y los padres de los niños Smith».

A Patti las responsabilidades con su mundo no le coartaron la sensibilidad artística, ni su amor por el rock and roll, ni su visión actualizada de la realidad, y tampoco se quejó de ellas.

En 1988 apareció de repente el álbum The Dream of Life, precedido por la declaración política del sencillo «People Have the Power». «Fred escribió toda la música –ha indicado Smith–. Era musicalmente muy prolífico; tenía muchos patrones complejos y prefería escribir su propia música. Le encantaban mis letras y apoyaba mucho mi escritura. Con frecuencia escogía el título y el concepto de una canción y luego yo escribía la letra. La canción ‘People Have the Power’ fue muy importante para él. Realmente nos compenetramos con esa canción. El concepto y el título eran suyos. Fred tenía muchas ideas para canciones de orientación política. Le gustaba recordar a la gente que cada individuo tiene valor y que su poder colectivo es infinito».

Smith dio a luz a su hija Jesse más o menos al terminar el álbum y la pareja decidió no salir de gira. «Estuvimos con Jesse y Jackson en sus años de formación y teníamos una relación muy estrecha», explicó la rockera.

A pesar de que Dream of Life incluía «People Have the Power» (que se convertiría un himno y en la pieza para terminar sus conciertos a la postre) y otras canciones memorables como «Looking for You», la agridulce «Paths That Cross» y «Jackson Song», el álbum se quedó tan sólo como objeto de culto elitista debido a su falta de promoción y presentaciones en vivo. No ocurrió ningún regreso al podio.

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