555. El beat de la identidad (XII) 7 para 7

Por Sergio Monsalvo C.

El rock ha cumplido 70 años, como género musical, como guía sonora para siete décadas, como expresión artística y como cultura viva en constante expansión. Es un auténtico rizoma de cuyas raíces han brotado infinidad de manifestaciones estéticas e interconexiones interdisciplinarias.

(“Johnny B. Goode”, Chuck Berry)

Marcel Proust escribió que “el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en obtener nuevos ojos”, es decir otra visión y otros argumentos. En el terreno del rock and roll esto siempre es necesario. Porque para disfrutar plenamente de él y quedar con la atención satisfecha hay que estar y sentirse extasiado ante la mera y espectacular historia de su aparición (de “Rocket ’88” a “Johnny B. Goode”) y posterior presencia en el mundo.

Es decir, el rock como fundamento ha tenido que ver desde su surgimiento tanto con las humanidades, como con las ciencias sociales y las exactas. Es quizá el mejor ejemplo de lo que ha significado la creación y el desarrollo de una cultura ante nuestros ojos y oídos.

(“Like a Rolling Stone”, Bob Dylan)

Los años sesenta señalaron lo musical como protagonista (con el nacimiento de infinidad de géneros), pero en esencia subrayaron lo sociopolítico. Puede considerarse la década de las ideologías. Hubo movimientos de protesta contra los imperialismos, contra el orden establecido. Del hedonismo al activismo, de la píldora anticonceptiva a la cultura de masas y al afán por la juventud eterna, mucho de lo que hoy caracteriza la aldea planetaria. Es la crónica de una generación que vivió con un mundo en llamas y con el rock decidió ser sujeto activo de esa historia y con la poesía en sus letras.

El rock apareció como un crisol donde se dieron cita las aportaciones blancas y las aportaciones negras. Donde los habitantes de la Tierra emergieron de una posguerra cruenta y atroz y buscaron el aire de nuevos horizontes. Un crisol donde hubo lenguajes y actitudes jóvenes.

(“Anarchy in The U.K., Sex Pistols)

En sus orígenes el punk fue un fenómeno musical y social que se manifestó a mediados de los años setenta como reacción contra el pop artificioso, la vacua moda Disco y el onanismo del rock progresivo y metalero, emparejado con el descontento social de una nueva generación de jóvenes, lo mismo en Nueva York (donde se originó), que después, en un país atormentado por la conciencia de clases y por el retroceso económico, como Inglaterra. Con orgullo y la capacidad para burlarse de sí mismos, los punks adoptaron tal término para denominarse. Así como la decisión de no permitir que los ricos se apropiaran del mundo, comenzando por el rock, el vehículo por antonomasia de la identidad.

El rock continúa en el hoy, con las aportaciones del mundo en general, con la suma de elementos venidos allende los puntos cardinales. Como una cultura que ha absorbido de todos e influenciado a todos de una u otra manera. Comenzó con una onomatopeya y llegado a una de sus cimas obteniendo el Premio Nobel.

(“Born to Run”, Bruce Springsteen)

Músicos como Bruce Springsteen tuvieron un papel decisivo en preservar en sus obras el elemento humano, con la configuración del espíritu de comunidad dentro del género. Springsteen ha recorrido toda la gama desde las desnudas baladas acústicas hasta el retumbante rock and roll, en álbumes que además de mostrar una fortaleza musical primigenia, manteniendo el enfoque en la vida de sus personajes con la habilidad de un maestro en el cuento corto. Los ochenta lo cimentaron como El Jefe.

El rock es un cúmulo de aspectos humanos y el discurso de los mismos. Su historia es el summum de las biografías, de la mitología y de los latidos de su comunidad. Una historia de 70 años con su propia fenomenología; una que debe ser estudiada y divulgada constantemente; una que contiene la experiencia, la energía y la fuerza de varias generaciones con el objetivo irreductible de la comunicación.

(“Smell Like Teen Spirit”, Nirvana)

Los mitos, los íconos, los ritos e hitos acompañados de sonoridades nuevas definieron de la década de los noventa en adelante muchas de las actitudes, formas de ser y estar, maneras de pensar y hasta gestos comunes del mundo entero. Fue el punto de llegada –crítico, eso sí– de un momento histórico, y al mismo tiempo una nueva y seductora partida para ampliar las fronteras de todo. La música siguió rompiendo los diques que estorban al entendimiento y a la comunicación. Los oídos debían estar más abiertos que nunca para interpretar los signos de aquel presente traumático: el grunge marcó la pauta.

Como una manera de festejar el aniversario me he propuesto exponer en el soundtrack de esta emisión una lista, del todo subjetiva, con las siete canciones que a mi parecer representan a cada una de esas décadas.

(“Seven Nations Army”, The White Stripes)

Los años cero, es decir la primera década del siglo XXI, tuvieron una coyuntura socioeconómica crítica a nivel global que atentó contra su particular realidad al hacer de la ambigüedad su contexto. El rock continuó su proceso evolutivo con propuestas innovadoras como las de Radiohead, Gorillaz o los White Stripes, en tres diversos campos: la vanguardia musical, el descubrimiento tecnológico y la invocación del antaño como reconocimiento de que origen es destino, fueron clave para entender cualquier manifestación musical de tal década, con el aleatorio recurso del neo en sus propuestas.

En realidad, para quien quiera cubrir el camino andado por el género, o plasmar en un mapa lo que abarque su periplo musical, dicha persona tendría que remitirse a las listas oficiales, en este caso el Billboard (por ser la decana) y anotar un mínimo de 1200 canciones por año, según el Hot 100. Eso llevaría a la presentación de 8400 piezas para darse una idea, aproximada y reductiva, del asunto cultural que habría que enfrentar con dicha empresa, además de señalar la derrama social que ello signifique.

(“Stab You In The Heart”, Green Day)

En la segunda década del siglo XXI el rock, con su amplia, expansiva y omnipresente cultura, aún les causa escozor a los conservadores ideológicos de toda ralea. Comenzó hace 70 años con el rock & roll clásico, el cual fincó los pilares y hoy hay que sanear dicha verdad y el ambiente que la rodea desde la composición hasta las listas de éxitos, a fin de investigar en sus fundamentos para informar y formar a las noveles oleadas de escuchas que tanto lo necesitan. La revaluación de la importancia que tiene el género es quizá el compromiso cultural con mayor sentido en estos momentos fragmentados e inciertos.

Mientras tanto: ¡¡¡Rocanroleros, Felices 70 años!!!

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