539. Bob Dylan 80-8: Razones para el Nobel

Por Sergio Monsalvo C.

El que avisa no es traidor: El texto que presento a continuación lo escribí y publiqué en el año 2006, una década antes de que el deseo manifestado ahí se hiciera realidad. Por lo tanto, es menester tomar en cuenta lo anterior a la hora de su lectura; al igual que la escucha, que está armada por algunos de los intérpretes de Dylan.

Señores de la Real Academia Sueca: A través de la presente me permito solicitarles la concesión del Premio Nobel de Literatura para el escritor Bob Dylan. Y no sólo por haber dado a la canción dimensiones universales sino también por la poesía emanada de ella, como parte de una larga tradición artística. Pues de eso se trata el asunto, ¿o no?, de premiar el esfuerzo por retratar la condición humana con el instrumento de la palabra, con su mejor uso y estilo. Y en este caso, no sólo por eso sino por muchas acciones más.

¿Y QUIÉN ES BOB DYLAN?

Esta pregunta se la harán muchos de ustedes que, por causas de fuerza mayor seguro, no han tenido tiempo en medio siglo para escucharlo y menos para leerlo. Demasiadas cenas, ceremonias y otras cosas importantes. Así que anexo una serie de razones sobre el personaje para su consideración.

Dylan maduró y creció como artista. Los cambios entre su primer álbum (1962) y los siguientes fueron manifiestos. Del material rústico pasó a la interpretación de poemas personales, a las profecías. Desde entonces se convirtió en la figura más importante en el mundo de la canción popular, lugar que mantiene hasta la fecha.

En su poesía la observación es el mejor pretexto para vislumbrar el porvenir. Es un aporte fundamental para la liberación de la imagen poética. Él trazó una nueva dimensión de lo cotidiano. La belleza de sus canciones está en lo que insinúan.

RAÍCES DEL RIZOMA

La cultura se está convirtiendo cada vez más en una industria y el hecho cultural o artístico en un elemento de consumo. Por lo tanto, señores académicos, no se puede desarrollar una política cultural alternativa a tales circunstancias sin que las historias que se cuenten sean también alternativas.

Dylan lo ha hecho desde que comenzó a andar el camino de las palabras, con y sin música. Ha sido una opción alternativa en la cultura dado que su propuesta no ha sido externa al sistema, sino activa dentro de la misma sociedad, organizada en redes e interdisciplinas. Él se ha manifestado a través de diversas formas de la comunicación: el concierto, el disco, el cine, el libro (poesía, narrativa, autobiografía), la pintura, el video, la radio e Internet. ¿Cuántos de sus galardonados o candidatos pueden decir lo mismo?

Su propuesta, que siempre es poética, implica las obras abiertas que exigen también la del espectador. Y ésta la ha habido durante décadas. La opacidad intrínseca de su obra, más que impedir el conocimiento, propone la promesa de uno nuevo; sobre todo, presupone entender la identidad del ser humano como algo rizomático, la identidad de raíz no única sino múltiple.

UNO PARA TODOS

¿Quieren cantos por la paz, compromiso con el otro, voz de ayuda para el necesitado? En los comienzos de 1971, la guerra intestina en Pakistán dejó una cifra indeterminada de muertos (millones) y más aún de refugiados, además del azote de las epidemias y la desnutrición. Indiferencia del mundo, excepto la de los rockeros.

Acudiendo al llamado de George Harrison, Bob participó en el primer concierto multitudinario destinado a recaudar fondos para esas víctimas. El dinero recaudado se convirtió, vía la UNICEF, en medicamentos, comida y agua no contaminada. Tiempo después apareció el álbum triple y la película que daba cuenta de tal Concierto para Bangladesh. Las regalías pasaron también al mismo fin. Palabra y obra del cantautor comprometido con sus semejantes, pero no sólo ahí, ¿más ejemplos?: Live Aid, “We are the World”, etcétera. A Dylan le duele el mundo.

PRESAGIO DEL PORVENIR

Si de lo que se trata, a la hora de designar al Premio Nobel de Literatura, es apoyar la reflexión directa de la obra en asuntos de la realidad política inmediata —anterior o presente—, ahí les va otro argumento: a “Masters of War”, el tema suyo que más ha sido nombrado por analistas políticos, sociólogos, maestros de Ciencia Política en distintas universidades de América, Asia, África y Europa y por dirigentes de organizaciones no gubernamentales, se le nominó como la Mejor Canción Política de todos los tiempos en el 2005 y el grueso de la lista en tal sentido ya es parte de estudios y tesis en dichas universidades.

“Masters of War” podría haber sido escrita ayer. Por desgracia, su venenosa pasión tiene más sentido hoy que nunca, décadas después de su creación.

LA FACULTAD DEL CONOCIMIENTO

En la misma tesitura, la revista Rolling Stone —una reputada publicación— con motivo de los cincuenta años del género rockero realizó una encuesta a nivel mundial para integrar una lista de las cien canciones más trascendentes del mismo en su primer medio siglo.

El cuestionario fue dirigido a miles de artistas y científicos de diversas disciplinas y nacionalidades. Escritores, poetas, traductores, cineastas, bailarines, arquitectos, escultores, pintores, actores, directores y músicos, así como periodistas y críticos, crearon dicho listado en el que como respuesta a la pregunta “¿cuál ha sido la canción que ha cambiado el rumbo de su vida?”, la casi totalidad contestó que “Like a Rolling Stone” de Bob Dylan.

Es decir, en el caso de esta canción y de este autor, la intelligensia global emitió su consenso sin ningún interés ni presión de por medio. Emociones, experiencias y sensibilidades a corazón abierto, comprobables y citables. ¿Qué mayor alarde democrático, señores académicos?

Puso en palabras lo contemporáneo, lo retrató. “Tengo que hacer una canción nueva sobre lo que yo sé y acerca de lo que yo siento”, dijo. Hacia allá se movía su lenguaje y hacia allá trasladó al mundo. Experimentó con los sonidos conectados al pulso cotidiano y con las raíces al viento. Construyó estilos, rítmica vivencial, nuevas visiones. Enarboló la palabra.

ARGUMENTOS MISCELÁNEOS (AUTOSERVICIO)

1) Dylan como autor ha publicado decenas de libros entre poesía, narrativa, autobiografías, dibujos y cancioneros, así como casi medio centenar de discos (en estudio, en vivo y compilaciones, de los cuales una docena son estimados como clásicos dentro de la historia de la música; las entradas a sus conciertos se agotan y ha vendido 40 millones de ejemplares). Sobre él se han editado, por otra parte, 600 títulos aproximadamente (ensayos, biografías, análisis de su obra) y 85 songbooks (cancioneros), en Internet hay 50 millones de hits con links bajo su nombre.

2) Uno de sus libros, Poems Without Titles, entró en los récords de Guinness al ser vendido en una subasta por 78 mil dólares a un anónimo coleccionista europeo. Caso insólito para el rubro de la poesía. Se trata de un poemario de 16 páginas, escrito a mano en 1960. O sea que se cotiza.

3) Ha sido guionista, productor, actor, musicalizador y co-director de cerca de una veintena de películas y documentales. La cinematografía es una disciplina por la que siempre ha mostrado interés como experimentador. Don’t Look Back (dirigida por D.A. Pennebecker), Renaldo y Clara (por él) y No Direction Home (de Martin Scorsese) son algunos ejemplos.

4) La radio estadounidense por satélite XM lo contrató para conducir un programa semanal donde habla, pone discos y comenta de música, gustos y propuestas, así como de temas de interés general. La trasmisión se escucha también por Internet para todo el planeta (www.xmradio.com). Otro oficio del poeta: comunicación directa y con retroalimentación.

Estas son en síntesis algunas razones para que se le otorgue el Nobel de Literatura. Bob Dylan ha sido un autor constante, comprometido y coherente consigo mismo, un artista preocupado por su entorno, un divulgador de la poesía (propia y de otros como William Blake, Rimbaud, Walt Whitman, Ginsberg, Kerouac, et al ), es un icono de la cultura mundial, un paradigma para comprender la época…en fin.

Hace 100 años le dieron el premio a un poeta (el italiano Giosué Carducci por su profundidad y búsqueda crítica en el lenguaje). ¿No es tiempo ya de celebrar ese centenario, de que la poesía sea de nuevo reconocida y popular con argumentos semejantes? ¿De que Dylan le signifique un aire de frescura al Premio y un nombre para reclutar lectores y promotores hacia el género? ¿Cuántas razones más necesitan, señores académicos? ¿Hay alguna que entiendan? Quizá si les dijera que: “Había una vez…”

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