COLE PORTER

LA MÚSICA Y EL SIDA

Por SERGIO MONSALVO C.

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La vida del compositor estadounidense Cole Porter ha sido materia literaria y fílmica. De hecho sólo una cosa es más extraordinaria que su vida: su obra. Por ello Porter se ha convertido a lo largo de los años (desde la década de los treinta) en uno de los compositores más importantes de la música popular del siglo XX.

Este autor fue construyendo sobre los escenarios de Broadway y los estudios de Hollywood una materia musical donde la sofisticación se combinó con el cinismo más elegante; donde las pasiones del amor se fundieron con las burbujas de la vida ligera y alegre con olor de gardenias y trajes esmoquin.

Porter retrató en sus mil canciones el amor desde su estadio más inocente hasta sus profundidades más dolorosas. Como señaló su discípulo, el letrista Alan Jay Lerner: “Cole ha sido el único en describir la pasión, nadie le ha igualado; otros han escrito piezas tiernas, románticas, melancólicas, pero nadie ha cantado a la pasión como él”.

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El “toque Porter” hizo de él uno de los creadores más sensibles e ingeniosos de su generación y acabó por transformar la escritura musical. Con él se dio el nacimiento de la canción moderna y su mayoría de edad. Tal como testimonia William McBride en su biografía sobre el compositor: “Cole Porter creó todo un mundo de una manera que ninguna canción de su época había logrado. Era un reino entre guerras de intransigente elegancia y despreocupación indiferente. Y era muy sexi que te invitaran a aquel lugar”.

Tras medio siglo después de su muerte (1964), sus canciones no han dejado de sonar, y hasta se podría dar la vuelta al mundo con todos los intérpretes que las han cantado y los músicos que han buceado en ellas adaptándolas a los más diversos géneros.

Del gran songbook americano, (que cuenta con los nombres de Richard Rodgers y Lorenz Hart, Irving Berlin, George Gershwin o Johnny Mercer), Porter sigue siendo el más homenajeado. Sus canciones sirvieron de bandera, por ejemplo, para el primer gran proyecto musical en la lucha contra el sida, Red hot + blue (1990), que reunió a la crema y nata del rock y pop internacionales.

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El proyecto de ese álbum doble (editado por la compañía EMI Capitol), tributo al compositor estadounidense, tuvo el propósito de recabar fondos para la investigación mundial del SIDA y atender a los afectados por esta deficiencia inmunitaria.

Cole Porter (nacido en 1891 y fallecido a los 73 años) escribió más de veinte obras musicales para ser representadas en Broadway. La mayoría de ellas ??excepción hecha con Kiss Me Kate— era poco más que temas unidos por tramas un tanto endebles.

El fuerte de Porter radicaba más bien en las canciones individuales, perturbadoras y glamurosas con ritmos frágiles y animados, la mayoría de las veces con textos de doble sentido que las volvían controversiales y siempre dispuestas a escandalizar a la recatada audiencia burguesa.

Pese a que Porter vivió largos periodos de su vida en Europa y aportó una gran sofisticación a la música, nunca dejó de utilizar el slang y el lenguaje cotidiano en sus letras. De esta manera se convirtió en un clásico de la cultura popular estadounidense.

John Carlin, abogado neoyorquino que trabaja para el bufete encargado de administrar el legado musical de Cole Porter, tuvo la idea de rendirle un homenaje al importante creador de aquellos musicals en el aniversario de los cien años de su nacimiento y, al mismo tiempo, brindar apoyo a las instituciones mundiales que investigan las causas del SIDA y asisten a los enfermos de dicho mal.

Hace dos años el SIDA era el mayor tema de actualidad; sin embargo, la preocupación se había ido disolviendo y urgía un nuevo recordatorio a los medios y a la conciencia general. De tal manera surgió el proyecto de realizar un álbum antológico que rindiera frutos tanto de difusión como económicos (hasta la fecha ya suman quince discos).

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En Red, hot and Blue se conjuntan veinte piezas clásicas del fallecido compositor, interpretadas por otros tantos artistas. Neneh Cherry se encargó de abrir el repertorio con «I’ve Got You Under My Skin», un rap que entró de inmediato como sencillo en las listas de popularidad.

Ella cambió un poco el texto a fin de adaptarlo a la época: «Espero que Cole Porter me lo haya perdonado, pero con esta música quería dirigirme a los muchachos menores de 16 años, los cuales debían y deben enterarse de lo que es el SIDA y de la necesidad de los condones para preservar su vida», declaró.

A Cherry le siguen los Neville Brothers con «In the Still of the Night», luego Sinéad O’Connor con una conmovedora versión de «You Do Something to Me» y la excentricidad funky doudou de Salif Keita con «Begin the Begin»; The Fine Young Cannibals le puso lo pop a «Love for Sale»; y el dúo de Debbie Harry e Iggy Pop, la dureza a «Well Did You Evah!»

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De ahí en adelante hay versiones destacadísimas por su originalidad, como las de The Pogues, David Byrne, Tom Waits, Annie Lennox, U2, Les Negresses Vertes y K.D. Lang. El resto de los invitados estuvo constituido por The Thompson Twins, Erasure, The Jungle Brothers, Lisa Stanfield, Jimmy Somerville, Jody Watley y Aztec Camera.

Lo sorprendente de este álbum es que mantiene un primer nivel musical a lo largo del mismo y se escucha como núcleo artístico pese a la variedad establecida. Ello se debe a que todas las composiciones son del mismo autor y al trabajo de Steve Lillywhite, el productor ejecutivo, quien consiguió trazar una línea clara de sonido.

Especial importancia tuvo que además de auténticas joyas el álbum también contuviera temas comerciales con los cuales alcanzar al público joven. A fin de cuentas, Red, Hot and Blue empezó sobre todo con la ambición de proporcionar a tal público la información suficiente acerca de cómo protegerse de la epidemia mortal.

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El proyecto fue apoyado igualmente por modistos de renombre como Jean-Paul Gaultier, Keith Haring, Bárbara Kruger y Rifat Ozbek, entre otros, los cuales diseñaron el material gráfico para las camisetas promocionales; así como por los cineastas Wim Wenders, Jim Jarmush y Percy Adlon, quienes realizaron algunos de los videos.

Las ganancias totales financiarían las investigaciones de ayuda para combatir el SIDA, sobre todo en los países en vías de desarrollo. A través de eventos culturales como el mencionado se ha mantenido hasta la fecha el objetivo urgente de hacer entender al público que no sólo los científicos y los enfermos tienen la necesidad de informarse sobre los pormenores del mal; que cada uno esté consciente de su responsabilidad para terminar con él.

Aquel primer álbum señaló el músculo vigoroso de las composiciones que 60 años atrás había creado el compositor y su rabiosa modernidad a prueba de modas y gustos. Cole Porter siguió y sigue seduciendo con su magia a las nuevas generaciones como lo hizo con las anteriores.

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