622. “Purple Haze” (Ágapes morados)

Por Sergio Monsalvo C.

Llegar al lugar donde la música de Jimi Hendrix encuentra su otra razón de ser.

La comarca donde tienen su sitio los corazones tributarios.

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el pop oscuro y el punk-jazz.

«La neblina morada estaba en mi cerebro. / Las cosas recientes ya no parecen lo mismo./ Actúo de una manera divertida, pero no sé por qué./ Discúlpenme, mientras beso al cielo.»

Traducir a Hendrix rinde frutos extraños…

La ejecución del solo brindó a Jaco Pastorius siempre una especie de refugio, un medio para expresar realmente las ideas en un artista extraordinario. Le proporcionaron un relieve complementario al tremendo ritmo interior del bajo.  Sin embargo, y sobre todo lo que lo proyectó como la modernidad encarnada que fue del instrumento.

Su obra cuenta en detalle la verdadera revolución detonada por el enfoque de avanzada de Pastorius en las 4 cuerdas. Ofrece la prueba más positiva acerca del músico y no es sólo esencial para entender las últimas tres décadas del bajo eléctrico moderno, sino que también sirve como un hecho de la historia del jazz de fusión, entre lo que no podía faltar la evocación de Hendrix.

“Purple Haze”: una historia sin fin para ser contada por todos. Unos la hacen viviéndola, otros soñándola; unos la escriben, otros la cantan, los más la tocan. Y de ello todas las mezclas que pueda haber.

«La neblina morada estaba en mis ojos. / No sé si es de día o de noche./ Me has volado, me has volado la mente./ ¿Es el mañana o sólo el fin del tiempo?»

Traducir a Hendrix rinde frutos extraños.

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el avant-garde y el pop oscuro; la música electrónica y los cuartetos de cuerdas; el rap, el funk y el hiphop; el rock, el blues, el jazz y avant-garde. Nguyén Lé, por ejemplo.

La pieza de Hendrix fue única, sin abarcar sus formas plenamente. Otros se han encargado de hacerla clásica con sus poliédricas interpretaciones. Jimi Hendrix fue un hito que canalizó la música por los caminos de su encrucijada estética: la búsqueda de horizontes distintos.

A este generador eléctrico hay que verlo, escucharlo y vislumbrando en toda su plenitud porque para que se descubran sus nubes moradas. Su brillo especial, que iluminó a las orejas atentas, a los ojos fijos.

Oyéndolo, vacías las reticencias, la tormenta púrpura, hace que escuchemos la madera, corazón del blues, y se le ama sin más porque tuvo una canción primera.

Su guitarra no sabe que ha muerto y continúa vibrando con sus cuerdas metálicas en otros artistas.

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el avant-garde y el pop oscuro; el jazz, la música electrónica y los cuartetos de cuerdas; el rap, el funk, el hip hop y los intérpretes clásicos.

Traducir a Hendrix rinde frutos extraños.

El inglés Nigel Kennedy es un violinista virtuoso de la música clásica. Sin embargo, no sólo es eso. También es un absoluto iconoclasta. Su versión de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi se convirtió en un best seller dentro del catálogo de la música sinfónica.

A la par de ello es líder de un grupo de punk garage con el que ha grabado discos. Realizó un proyecto que le sirvió para rendir tributo a uno de los músicos que más ha admirado en su vida: Jimi Hendrix. Para llevar a cabo la obra invitó a un grupo de cámara que incluyó violines, cellos, flautas, bajos, oboes y guitarras. Kennedy hizo los arreglos para “Purple Haze”, entre otros temas. Música magnífica.

«La neblina morada estaba en mis ojos. / No sé si es de día o de noche. / Me has volado, me has volado la mente. / ¿Es el mañana o sólo el fin del tiempo?»

El espíritu y los hombres que le han dado vida a su música transcurren por los dedos y en las cuerdas del guitarrista zurdo. No sólo como una parte esencial del arte, sino generosamente ataviadas con una riqueza de melodía misteriosa, única, nacida de la experiencia recalcitrante y de la franqueza de los sentimientos.

«Neblina morada por todas partes. / No sé si voy hacia arriba o hacia abajo. / ¿Me siento feliz o miserable?/ Sea lo que sea, esa mujer me ha hechizado.»

Oscuro siempre será el calificativo para The Cure. La banda que reivindicó, como avant-garde, la conservación de los miedos, los espasmos, las paranoias, los estupores y demás espesuras.

Robert Smith, el líder y compositor que nunca apostó por la simpatía, los parlamentos o los gestos fotogénicos. No. Redujo su lenguaje corporal a las manos implorantes, al característico gesto de cantar girando la cabeza hacia arriba, como si analizara las dimensiones de su sofocante espacio, con un timbre de voz acongojado, dolorido y orgulloso; y música de pegada seca y agresiva, de espesor sonoro, de colisión entre realidad y deseo.

Su versión de “Purple Haze” entra en ese fascinante y dramático juego de colisiones, con el encanto de su post punk gótico, lúgubre, atormentado y de honestidad brutal.

«La neblina morada estaba en mi cerebro. / Las cosas recientes ya no parecen lo mismo. / Actúo de una manera divertida, pero no sé por qué./ Discúlpenme mientras beso al cielo.»

Todos los tienen presente: los representantes de la psicodelia, el avant-garde y el pop oscuro; el jazz, la música electrónica y los cuartetos de cuerdas.

Traducir a Hendrix Rinde frutos extraños.

El Kornos Quartet es un cuarteto de cuerdas, pero este en especial se ha propuesto aumentar el vocabulario, intensificar los colores musicales e incrementar los enfoques de esta forma musical aprovechando la realidad multicultural del mundo moderno.

A diferencia de otros semejantes, el Kronos sólo incluye compositores del siglo XX en su repertorio.  No conocen las restricciones. Lo tocan todo, desde composiciones de James Brown, Philip Glass, John Lurie, Astor Piazzolla hasta la inconmensurable «Purple Haze» de Jimi Hendrix.

Para el grupo el estilo musical no es tan decisivo como el contenido de la obra: “Tiene que destacar por algún motivo.  Debe ser música en la que se escuche que el compositor ha vivido un desarrollo musical. La de Hendrix lo fue».

Las improvisaciones de Hendrix tenían inventiva, imaginación, fuerza de acento y atrevimiento en la novedad y lo inesperado. Daban la idea de un estilo y forma absorbentes, creación de un artista con genio, inolvidable.

Todas las músicas lo han tenido siempre presente.

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