575. Cyberpunk (Génesis: Visión coral)

Por Sergio Monsalvo C.

Bruce Sterling y William Gibson son los autores más mencionados como representantes del género cyberpunk en la ciencia ficción. La revista esporádicamente publicada por Sterling, Cheap Truth, influyó mucho en el nacimiento del cyberpunk. Además de Schismatrix, otros importantes libros de Sterling son su antología de cuentos Crystal Express y la epopeya global Islands in the Net.

Sterling (nacido en Texas, en 1954) también editó Mirrorshades, una antología muy vendida de cuentos de ciencia ficción del mencionado género. En la introducción, Sterling definió el término “ciberpunk” de la siguiente manera: «Una alianza profana del mundo de la tecnología con el mundo del disentimiento organizado. El mundo subterráneo de la cultura pop, la fluidez visionaria y la anarquía callejera. Esta integración se erigió en la fuente crucial de energía cultural para el final del siglo XX. En forma paralela a la obra de los cyberpunks, se desarrolló la cultura pop a lo largo de los años ochenta: los videos de rock, el underground de los hackers, la estremecedora tecnología callejera del hip hop y el scratch«.

Continúa Sterling: «Cuando iniciamos el cyberpunk, realmente queríamos meternos por debajo del radar, saliendo de la pequeña subcultura de la ciencia ficción, para dejar tumbada a la gente. Y lo logramos. Nadie pudo haber previsto los futuros que nos imaginábamos. Las cosas han cambiado desde el principio del cyberpunk y a mí, personalmente, me interesan ahora mucho más las profundas cuestiones teóricas. Claro, saco material que se parece a los videos de MTV, destellos de imaginería seductora, pero con un aguijón en la cola. Quiero meterme tras los ojos de la gente y llegar al nivel del conocimiento como poder».

William Gibson (nacido en Carolina del Sur, en 1948), por su parte, es el autor de la antología de cuentos Burning Chrome y de la novela cyberpunk por antonomasia, Neuromancer. Al salir en 1984, arrasó con los premios del género: Nebula, Hugo y Philip K. Dick.  Hollywood ha trabajado, desde entonces, en los planes para una versión cinematográfica.

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«Lo más importante para mí –ha dicho su autor– es que Neuromancer habla sobre el presente. En realidad, no trata de un futuro imaginado. Es una forma de manejar la admiración y el terror que me inspira el mundo en que vivimos.

«Burroughs tuvo una profunda influencia en mí. Nunca pensé que los escritores de ciencia ficción en los Estados Unidos fueran a aceptarlo, porque o no saben quién es o se muestran hostiles inmediatamente…él tomó la ciencia ficción de los cincuenta y la usó como un abrelatas oxidado en la yugular de la sociedad. No lo entendieron nunca. En una entrevista que me hicieron en Londres, le dije al entrevistador que la diferencia entre lo que Burroughs hacía y lo que yo hago es que él pegaba los textos en el papel, mientras que yo uso el aerógrafo».

Según el escritor John Shirley (1953): «El cyberpunk es tanto una protesta como una celebración. Gibson y Sterling ya estaban metidos en la celebración, porque, si bien mostraban los aspectos un poco más viles de estas cosas, también se regocijaban con las texturas superficiales del mundo hipercontemporáneo. Yo fui otro paso más allá y me fijé más en el lado oscuro.

“Examiné las ramificaciones políticas de las manipulaciones de alta intensidad hechas en los medios, los mensajes subliminales, el control visual de la mente, los aparatos capaces de extraer información del cerebro o de implantarla en éste. Todo ello tiene aplicaciones maravillosas y diabólicas también. Decidí escribir una advertencia en mi trilogía Eclipse, Eclipse Penumbra y Eclipse Corona, pero soy un gran creyente en los placeres de la tecnología.

«Estamos presenciando alteraciones considerables en la mente colectiva de la visión que tenemos de nosotros mismos –asegura este autor–. La cultura se estará redefiniendo constantemente a lo largo de los próximos treinta años, y el cyberpunk se ocupa activamente con esa redefinición. La cultura de masas. En el caso ideal, estamos tratando de meternos al cerebro de ésta, alimentarnos de su cuerpo y redirigirla un poco también.

“A esto se le puede llamar ‘parasitismo revolucionario’ –continúa Shirley–.  Por supuesto es peligroso. Tal vez la gente se burle y diga: Crees estarla redirigiendo, pero en realidad ella te está devorando, a ti. Tal vez. Ya veremos».

Rudy Rucker (editor de la revista Mondo 2000), por su parte, ha dicho: «Lo bueno del cyberpunk es que es rápido y denso. Contiene mucha información. Si lo que más te importa es la información, no te interesarán los convencionalismos.  No preguntarás: ¿A quién conoces?, sino: ¿Qué tan rápido eres en la red?  ¿Qué tan denso?  No se pregunta: ¿Hablas el mismo lenguaje que mis viejos amigos?, sino: ¿Es interesante lo que está diciendo este tipo?

“Mi definición del cyberpunk sería algo así: ciencia ficción bien hecha que es fácil de leer, contiene mucha información y habla sobre las nuevas formas de pensar que están derivando de la revolución cibernética. El cyberpunk sugiere que la ciencia ficción realmente puede tratar sobre el mundo, no sólo la mente del autor.

«El nuevo medio de las computadoras implica un desafío a la mente humana –se extiende Rucker–, y para tratarlo en forma literaria hay que improvisar, desarrollar un estilo libre, capaz de hacer frente a cualquier hecho sorprendente e inesperada que vaya a surgir de repente. Como en cualquier género que tiene éxito, han aparecido los imitadores del cyberpunk, pero los verdaderos maestros son los que no temen colocarse hasta el frente de lo nuevo que está pasando, aunque esté pasando con una velocidad imposible de anticipar y a veces incluso de comprender en ese momento, y que logran sortear todo esto con su estilo».

Rocky Morton (director cinematográfico, nacido en 1955) es coautor (junto a Annabel Jankel) de la versión inglesa original de Max Headroom, la creación cyberpunk más sorprendente que jamás se hubiera visto en la televisión comercial del pasado siglo (de 1987 a 1988). Max empezó siendo un videojockey animado para un canal inglés de videos musicales. A fin de presentarlo, se produjo una breve película sobre su creación. Aún está disponible en video y sirvió de punto de partida para el primer episodio de la serie televisiva estadounidense Max Headroom, también escrita con la colaboración de Roberts.

Según él, «el cyberpunk es más una forma de pensar que el vivir de acuerdo con unas reglas particulares. Ya llevaba tres o cuatro episodios escritos de Max Headroom cuando leí Neuromancer de William Gibson. Fue increíble observar cómo él, John Shirley y yo, sin conocernos, estábamos escribiendo como locos con un estilo semejante. Nadie derivó de nadie más. Simplemente era el estilo adecuado para el tema y todos lo descubrimos, como por una especie de ósmosis.

“De poderse llamar ‘movimiento’, era uno que funcionaba con el piloto automático. Nadie promovía en forma organizada el concepto del cyberpunk.  Desde el punto de vista de Max Headroom, parecía una forma de tratar los problemas sociales a través del entretenimiento. De hecho, era un entretenimiento que se atrevía a ser más que eso. Un entretenimiento con todos los ángulos cubiertos. Creo que gran parte de la literatura cyberpunk es eso”.

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