564. Paul Simon: Melancolía preciosista

Por Sergio Monsalvo C.

Desde la infancia una estrecha amistad había unido a Paul Simon (nacido en New Jersey 1942) con Art Garfunkel, con quien grabaría a la postre su primera pieza, «Hey Schoolgirl», haciéndose llamar Tom and Jerry. A mediados de los años sesenta el dúo, ya como Simon and Garfunkel, era considerado la encarnación máxima de las canciones melancólicas, suaves y preciosistas.

Simon, era un creador minucioso que ya dominaba el secreto de los grandes compositores populares (se consideraba un heredero de la tradición de George Gershwin, Cole Porter e Irving Berlin) con canciones accesibles a la primera escucha y que poco a poco iban revelando después sus muchas sutilezas.

Este popular dúo representó la cara más aceptable de la revolución estético-social inspirada por Bob Dylan y los Beatles. Como Dylan, venían del fermento investigador e ideológico de los folk clubs. Y al igual que los Beatles, se convirtieron en maestros del estudio de grabación. Asimismo, reflejaron algo del optimismo de la contracultura.

Llevaban el pelo moderadamente largo, pero vestían como miembros de la intelectualidad bohemia de Manhattan, más interesada por lo que contaba el New Yorker que por el último número de la Rolling Stone. Sus aires universitarios atrajeron a Mike Nichols, que ensayó con su aún inédita cinta, El graduado, la novedosa idea de reforzar con sus canciones una película de conflicto generacional.

Simon & Garfunkel publicaron dos discos en 1968. El primero apareció en febrero y reunía algunas canciones antiguas que se convirtieron en la banda sonora de The Graduate (El graduado), del director Mike Nichols. En el segundo estaba la canción “America”, la historia de una pareja que viaja en un autobús (ella hojea una revista, él mira el paisaje), y salió a la venta en abril. Se llamó Bookends e incluía también la única canción escrita específicamente para la película, Mrs. Robinson, que fue un éxito apoteósico en todo el mundo.

La irrupción de Simon y Garfunkel en la escena musical se había dado a mediados de los sesenta con la canción The Sound of Silence” (resultado de los esfuerzos de Paul Simon como solista, mientras vivió en Londres cantando en diversos cafés). Tres años después, en 1968, la pareja musical obtuvo galardones con la canción Mrs. Robinson, el tema que apenas había sido esbozado en la película que descubrió el sexo heterodoxo –con el deseo, sus vericuetos y complacencia– a toda una generación.

En el álbum Bookends, Simon & Garfunkel reunieron un puñado de canciones con el hilo conductor de la vida: los primeros días, la adolescencia, la juventud, la madurez, la vejez, la muerte. El tema “America” se ocupaba justamente del tiempo de la juventud, cuando se sale a descubrir el mundo. Como las piernas de “Mrs. Robinson” para el joven graduado, América (o sea los Estados Unidos) era la puerta que es necesario franquear para zambullirse definitivamente en la vida.

La fascinación por todo ello está intacta, rascando incansable, sacudiendo con la promesa de la precipitación en el verdadero vértigo. Su gran obra, Bookends (1968), ofrece más incertidumbres que certezas, incluyendo una preocupación nada cool por el proceso de envejecer. Sibilinamente, se declaran contra la guerra de Vietnam sin hacer una canción de protesta, yuxtaponiendo un celestial Noche de paz con un noticiero repleto de sangre.

Las baladas reflexivas de este binomio se convirtieron en marca de la casa, ofreciendo además un sonido prístino que permitía disfrutar de la armónica conjunción vocal de ambos. Ellos formaron parte del mejor cancionero de los años sesenta y de su simbolismo emocional.

Fueron jóvenes prodigios, que representaron a un sector de su generación que nunca llegó a ponerse flores en el pelo. Sin embargo, nada es perdurable, tampoco este dúo, quizá el más famoso de la historia que fue disuelto ante la falta absoluta de entendimiento entre ambos. “Compartimos muchos años juntos, pero eso se acabó”, dijo Simon en su momento.

Luego de su separación de Art Garfunkel a comienzos de la década de los setenta, Paul Simon continuó su carrera como solista (en 1965 ya había grabado como tal Songbook) con el disco Paul Simon (1972).  Los arreglos austeros de muchas canciones de este L.P. inspiraron críticas desfavorables.  No obstante, los dos sencillos extraídos del mismo evidenciaban ya fusiones desenvueltas del pop con otros géneros musicales. «Mother and Child Reunion» se fundamentó en el reggae y fue grabada en Jamaica, en tanto que «Me and Julio Down by the Schoolyard» evocaba las tradiciones latinas de Nueva York.

Dicho énfasis multicultural fue subrayado por la gira organizada por Simon en 1973 con el grupo peruano Urubamba y el coro de gospel Jessy Dixon Singers.  «Loves Me Like a Rock», pieza del siguiente acetato, There Goes Rhymin’ Simon (1973), utilizó de nueva cuenta el góspel; de igual forma, el disco incluyó la composición «American Tune», con aire de himno, una síntesis de los intentos del artista por crear metáforas para sus opiniones sobre la orientación moral y política de su país.

La grabación del concierto subsecuente, Live Rhymin’ (1974), fue seguida por la de Still Crazy After All These Years (1975).  En éste, la pieza del título presentaba por primera vez una preocupación esencial evidente en la obra posterior de Simon: el intento de explorar la problemática derivada del envejecimiento dentro de un género musical arraigado en los sentimientos y las imágenes de la adolescencia.  El disco incluía la irónica y pegajosa canción «Fifty Ways to Leave Your Lover», que ocupó buenos lugares en las listas de popularidad.

La única producción de Simon durante el resto de la década fue «Slip Sliding Away» (1977), éxito sencillo que entró también al Top Ten. Se apartó entonces de la música a favor del cine y actuó en la película Annie Hall (1977) de Woody Allen y escribió el guión, produjo y protagonizó el fracaso One Trick Pony. El álbum del soundtrack acompañante (Warner, 1980) contenía la poderosa balada «How the Heart Approaches What It Yearns», en tanto que la pieza del título obtuvo un recatado reconocimiento.

La reunión con Garfunkel para un concierto al aire libre en Nueva York (1982), en el que reunieron a un millón de personas, incitó a planear un nuevo álbum como dúo, pero la idea fue abandonada. La siguiente edición de Simon fue el medido e introvertido álbum Hearts and Bones (1983), cuyo momento más destacado fue «The Late Great Johnny Ace», un homenaje a Lennon y a la música cincuentera que inspiró a Simon de adolescente.

El proyecto Graceland inició en 1985 con sesiones de grabación en Johannesburgo. Posteriormente éstas se volvieron objeto de intensas polémicas debido al boicot cultural impuesto por la ONU a Sudáfrica.  Editado en 1986, el álbum resultante presentó colaboraciones de los músicos Mbaqanga Ray Phiri (guitarra) y el coro Ladysmith Black Mambazo –que luego grabaría un disco para la Warner en 1987–, el grupo angelino de Los Lobos, los representantes del cajun Rockie Dopsie and the Twisters, además de Ralph McDonald, Adrian Belew, los Everly Brothers y Linda Ronstadt.

El sonido y la sensibilidad plasmados en Graceland redundaron en un suceso de popularidad mundial.  No obstante, pese a su fuerte dimensión africana (y el indudable interés de Simon en los músicos sowetanos), la orientación esencial de Graceland era definitivamente estadounidense. El sencillo «You Can Call Me Al» retomó algunos de los temas fundamentales de Simon, al igual que la pieza del título.

En 1989, Simon colaboró en el disco Speaking of Dreams de Joan Baez, y en 1990 lanzó el disco más importante de su carrera, musicalmente hablando, The Rhythm of the Saints, un asombroso ejemplo de la emergente World music.

En sus álbumes como solista, publicados tras la ruptura con Garfunkel en las siguientes décadas y hasta el momento, Simon no logró el espectacular éxito obtenido de los años sesenta a los noventa, pero su obra desde entonces ha dejado una larga lista de espléndidas canciones lo mismo que sonados fracasos (musicales, cinematográficos y teatrales).

Las últimas noticias acerca de él, a punto de cumplir los 80 años de edad, es que ha abandonado las giras, se ha dedicado a hacer recopilaciones de sus piezas y ha vendido los derechos editoriales de su cancionero (que incluye el material con el dúo Simon & Garfunkel) a la Sony Music Publishing.

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