ABC

THE LEXICON OF LOVE

Por SERGIO MONSALVO C.

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Martin Fry, un tipo oriundo de Manchester (donde nació en 1958) y radicado en Sheffield, ciudad industrial al norte de Inglaterra, era editor a mitad de los años setenta de una revista llamada Modern Drugs. A través de ella hizo conexión con músicos que estaban interesados en el uso de sintetizadores y en tocar música techno.

De esta manera pasó a formar parte de Vice Versa a fines de la década (1977). El grupo se regodeaba en los sintetizadores y en los efectos electrónicos. Su estilo resultó frío; y su personalidad, estéril y carente de alma con Mark White en la voz. Fry decidió entonces disolverlo y crear otro, con un nuevo curso musical.

Los tiempos estaban cambiando y tal como en una de las leyes de la física en lo social sucedía lo mismo, como siempre: a toda acción correspondía una reacción. Había un cambio notable que se podía percibir en el Reino Unido a principios de los ochenta. Los años de gobierno de Margaret Thatcher, la crisis en la que hundió a los más desprotegidos económica y políticamente.

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Esa generación de jóvenes eran hijos de padres que habían vivido la Segunda Guerra Mundial y sus secuelas de austeridad extrema, ahora ellos tenían que lidiar con un hundimiento posterior. Nacieron poco después de que terminara el racionamiento, y era un mundo igual de austero. Todos compartían la ausencia crónica de dinero. Eso afectaba a todo el mundo.

Estaban metidos en la misma batalla existencial que sus inmediatos antecesores, los punks, pero con un signo diametralmente distinto: No renunciaban al futuro y querían vestir mejor al presente, literalmente; conseguir una mejor calidad de vida y buscar el desquite con el hedonismo. Llegó la obsesión por la ropa y el amor por el baile.

Así, en 1980, Fry integró ABC con dos excompañeros de Vice Versa, Mark White (que quedó en la guitarra, el piano y los sintetizadores) y Stephen Singleton (sax), además de Mark Lickley (bajo) y David Robinson (batería). Él quedó como cantante principal, compositor y personalidad dominante. A través de una homogénea mezcla de soul, funk, reggae y pop, ABC irrumpió en la escena musical en la búsqueda de una nueva intimidad.

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A dicha intimidad se le conoció musicalmente como New Romantic. Era una corriente que había nacido del cruce entre las hechuras del punk y de la new wave y precedían al inmediato synth pop. Heredaban cosas de los primeros (sus instrumentaciones y voluntades) pero agregaron su estética particular al tercero.

Representaban un momento y una transición, desde el blanco y negro de los setenta al color de los ochenta. Jóvenes de barrio con eclécticas referencias musicales que en plena era pospunk que buscaban un sonido “positivo”. Se formaron y crecieron entre la fauna de los clubes nocturnos del West End, cuya filosofía abrazaron para encarnar un pop dominado por lo visual.

Los rostros maquillados, los elaborados peinados, las camisas, pañuelos y casacas de inspiración victoriana o el lamé dorado, cobraron tanto protagonismo como esos temas dominados por la semi electrónica que fueron los reyes de las pistas de baile en Londres.

Enarbolando la bandera de los nuevos románticos se convirtieron en un fenómeno entre la música, la moda y la cultura juvenil. Sus bandas: Duran Duran, Culture Club, Japan, Adam and The Ants, A Flock of Seaguls, Classix Noveaux, Soft Cell, Spandau Ballet y ABC por supuesto, entre otras.

La sensibilidad de ABC, de entrada, se opuso al pesimismo del punk, con lánguidos metales que armonizaban con cuerdas y sintetizadores. Esta máquina de soul blanco proporcionó una música limpia y pulida que encontró campo de cultivo en los clubes de nombre Billy’s o Blitz.

Sus trajes bien cortados, aspecto aseado, serio y un poco de glamour (proveniente de Bowie) ayudaron a lograr una imagen propia: erotismo frígido, voz distante, concepción perfecta de los arreglos y un ritmo penetrante.

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Debido al éxito obtenido con la canción «Tears Are Not Enough», producida por la compañía independiente Neutron en noviembre de 1981, pudieron firmar con la multinacional Phonogram. Ésta asignó al reconocido productor Trevor Horn para que hiciera lo propio con su primer disco de larga duración, el cual apareció en 1982 con el título de The Lexicon Of Love.

Éste fue señalado por la crítica especializada como puntal de la nueva corriente neorromántica y como heredero del sonido Motown, pero con ojos azules. Ello se debió en gran medida a que la voz suave, cálida y envolvente de Fry se dedicó a filosofar sobre temas como el amor y los sentimientos, mientras el grupo se recreaba en armonías exuberantes.

El disco obtuvo el primer lugar en ventas y tres de las canciones integrantes se convirtieron en exitosos sencillos: «Poison Arrow», «All Of My Heart» y «The Look Of Love». De esta forma, ABC emprendió su primera gira mundial a la que denominó Lucky In Love, en enero de 1983.

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A su regreso, con sutiles y delicados detalles realizaron su segundo disco, Beauty Stab. De nueva cuenta elaboraron todas las modas musicales dentro de un conglomerado perfecto. El grupo no renunció al glamour ni al pop, pero en términos generales sí se dedicó a explorar otros aspectos musicales.

Los refinamientos textuales y acústicos lo hicieron un producto más difícil de consumir a seguidores más heterogéneos. Incluso incursionaron en el trato de temas políticos como en «Bite The Hand» y «That Was Then But This Is Now». Un producto modesto resultó su siguiente disco, How To Be A Zillionaire (1985), del cual la pieza «Be Near Me» accedió a las listas.

A pesar del buen momento recuperado, Martin Fry cayó enfermo y una larga convalecencia les impidió grabar por espacio de dos años. En 1987 volvieron con Alphabet City a la escena y a las listas con «King Without a Crown», «The Night You Murdered Love» y «When Smokey Sings» (un homenaje a Smokey Robinson).

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Sin embargo, los tiempos volvían a cambiar y el New Romantic daba paso a una nueva corriente, ésta sí definitivamente entregada a los sintetizadores. El grupo y los otros representantes del movimiento resintieron un bajón de popularidad que finalmente se difuminaría con la década.

Con discos como Up (1989) y Absolutely ABC (1990), el grupo se distanció del liderazgo musical de aquel «soul de ojos azules». Y tras muchos cambios de personal, y grandes lapsos de inactividad, volvió a los escenarios en la segunda década de los años cero.

Pero volvió como venerable nostalgia y autotributo al lado de otras bandas semejantes, que desde entonces se dedican a presentarse por el mundo mostrando su parque temático a los melancólicos enamorados de los lejanos primeros años ochenta.

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