659. Patti Smith expone evidencia (75 años y contando)

Por Sergio Monsalvo C.

Patti Smith ya cumplió 75 años. Es poeta y rockera (contra todo cliché, su único vicio es el café, que toma negro sin azúcar y con un poco de canela). Su inquietud como artista la ha llevado a ser, además, una persona poliédrica: cantante, escritora, pintora, fotógrafa, dibujante y activista por el clima y los Derechos Humanos.

En ese rubro, ha declinado decantarse por el feminismo, declarando lo siguiente: “Tengo una hija y un hijo. La gente siempre me habla exclusivamente acerca del feminismo y de los derechos de las mujeres; pero también tengo un hijo, por lo tanto, en lo que creo es en los derechos humanos, en los de todos, sin distinciones”.

La poesía alucinatoria y visceral de Patti Smith, inspirada por igual en los beats, William Blake, los simbolistas franceses, los Rolling Stones, Bob Dylan o Jim Morrison, procede de una tradición de poetas, artistas y bohemios. Por eso desde el principio de su carrera trató de tender un puente entre la literatura y el rock. Una tradición que tuvo comienzo con Ginsberg, Burroughs, Ferlinghetti y Kerouac.

Con ello ayudó a reinventar el rock durante el periodo punk, como contexto  de carácter para una revuelta audaz en lo musical y en lo literario. Porque Patti Smith, desde entonces, ha lanzado sus intensas palabras respaldada por un sólido parapeto de poderosas guitarras: “Si quieres pelear no tienes más que tomar tu guitarra, un amplificador y ponerlo en el nueve para arrasar con tu sonido”.

Debido a eso, “Acabé haciendo música –dice la poeta– porque la energía de los años setenta era tan arrolladora que recitar poesía en un escenario no era suficiente. Mis poemas se fundieron con el rock and roll, pero en el origen de todo estaban mis versos. Mis discos han sido sólo una extensión de mi poesía…Yo nunca pienso en sonidos, como los grandes músicos, sino en palabras e imágenes”.

“El rock es una vía de expresión muy apropiada. Permite dar rienda suelta a las ideas e inquietudes y explotar”.

Patti Celebró sus 75 años en París, una ciudad totémica para ella, donde colaboró en una gran instalación visual y sonora para el Centro Pompidou, inspirada en la obra de los poetas franceses Arthur Rimbaud, Antonin Artaud y René Daumal, la cual se pudo visitar desde el 20 de octubre del 2022 hasta el 6 de marzo del 2023.

“Esos tres poetas han sido hombres muy importantes en mi vida, los he leído durante seis décadas. A los 16 años, la obra de Rimbaud me permitió trascender el mundo donde vivía, el sur de New Jersey, un entorno rural y con muy poca cultura. Busqué un mejor lugar, más elevado, y lo encontré en su poesía. Me permitió viajar mentalmente en una época en la que no tenía dinero ni posibilidades”. Luego Patti fue a París y todo se aclaró para ella, con la poesía y el rock and roll. Es una ciudad donde, desde entonces, se siente como en su casa.

En los últimos tiempos, Patti Smith ha primado sus actividades de poeta, pintora, fotógrafa, dibujante y activista sobre la hechura de discos. Bajo tales tesituras colaboró juntó a Soundwalk Collective, un grupo experimental neoyorquino cuya estética combina el sonido con “la etnografía, la psicogeografía y la observación de la naturaleza”, según su manifiesto.

El proyecto encargado por el Centro Pompidou (antes de entrar en hibernación por remodelaje) se llamó Evidence. Fue una exposición inmersiva, una instalación sonora y visual en la que el visitante, acompañado con audífonos dotados con un dispositivo de geolocalización, podía reconstruir los periplos de Artaud, Daumal y Rimbaud.

El conglomerado Soundwalk Collective, dirigido por el músico y artista sonoro francés Stephan Crasneanscki, fue copartícipe de la instalación. El colectivo, que en el pasado colaboró con el cineasta Jean-Luc Godard o la fotógrafa Nan Goldin, ya había firmado con Patti Smith para la realización de tres álbumes experimentales entre 2019 y 2021, los cuales se inspiraron en los mismos poetas que luego protagonizarían la exposición. La idea era sencilla y poderosa: cada paisaje contiene una memoria y, con cierta agudeza y sentido poético, hay la posibilidad de hacerla emerger.

Crasneanscki se desplazó a la Sierra Tarahumara, al norte de México, donde Artaud logró superar su adicción a las drogas duras debido a una experiencia iniciática con el peyote.

Luego, el músico se trasladó a las montañas de Abisinia en Etiopía: ahí Rimbaud había cruzado el desierto montando a caballo durante tres semanas para a la postre trabajar como comerciante cafetalero, una vez dejada atrás la poesía poco tiempo después de la publicación de Una temporada en el infierno.

Por último, Crasneanscki trepó hasta las cumbres del Himalaya, en la India, donde Daumal se empapó con la mística hindú y con una ascesis (de prácticas y hábitos) que no abandonó hasta que llegó su muerte.  

De cada uno de esos lugares, Crasneanscki se llevó objetos, grabaciones y documentos. También pedruscos, hojarasca y sacos de arena, materiales con los que armaría la exposición.

A su vez, Patti, como aquellos pintores románticos que pintaban paisajes usando su imaginación, no necesitó desplazarse a ningún lugar para plasmarlo en poemas, que aparecen mezclados con el material citado, videos y piezas sonoras producidas por ella para la ocasión, además de cuadros, dibujos y fotografías de su colección personal y otras de sus obras prestadas por el MoMA de Nueva York y el propio Pompidou, poseedor de algunas.

Patti Smith se inspiró en aquellos peculiares souvenirs de Crasneanscki para escribir composiciones poéticas para la exposición, “como si fuera una chamana canalizando esos talismanes, en una oda a un mundo sin fronteras”, según su propia definición de lo expuesto en Evidence.

Ésta no fue una de carácter abiertamente político, pero sí contuvo una lectura crítica con algunas derivas actuales. “Cuando creas arte, nunca lo haces con parámetros militantes, pero sí quisimos advertir con él que es peligroso que nos desconectemos de los demás –explicó la poeta–. El nacionalismo es lo peor que le puede pasar al mundo. Ceñirse a la identidad y las fronteras será nuestra perdición”, afirmó.

El objetivo artístico, dijo Patti, es “derribar lo que nos separa y seguir compartiendo nuestras culturas, obras de arte, creencias y plegarias, es lo que hace que la humanidad se siga expandiendo en el tiempo. ¿Por qué cuesta tanto trabajo entender que, en realidad, somos un solo pueblo? Me rompe el corazón lo que se sigue haciendo en el mundo en nombre de la religión y el fervor nacionalista”.

“Esos tres poetas, que decidieron alejarse de sus hogares en un tiempo en que era muy peligroso hacer eso, nos inspiran para que lo sigamos haciendo. No sobreviviremos como especie sin un poco más de humanismo, de amor y de acción compartida”, afirmó Patti Smith desde el corazón de París.

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