Por SERGIO MONSALVO C.

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En 1956, el príncipe Rainiero de Mónaco se casó con la estrella de Hollywood Grace Kelly, todo un suceso en el mundillo del Jet-set y a pleno colorido Cinemascop.

La literatura mundial sería sacudida desde el nivel  underground, cuando el poeta Allen Ginsberg publicó el texto Howl en la editorial de la librería City Lights, ubicada en San Francisco, libro que se erigiría en uno de los gérmenes que construirían el futuro de la contracultura.

Hubo, asimismo, una pequeña revolución en la música clásica con las variaciones que hizo el pianista Glenn Gould sobre Bach para la compañía discográfica Columbia Records, y de la cual se sigue polemizando hasta la fecha.

Ese año, la actriz Norma Jean Mortenson cambió legalmente su nombre por el del icónico Marilyn Monroe y se casó con el autor teatral Arthur Miller.

Por otra parte, se llevó a cabo la primera demostración tecnológica de las funciones del videotape.

Igualmente, apareció en el mercado el primer reloj con alarma.

El de 1956 es el año en que la Unión Americana decidió que podía confiar en Dios y estamparon tal creencia en sus billetes (¿dónde mejor?).

Ese año también por más que la vieja guardia luchara, no tuvo defensas ante el rock and roll. Encabezando el ataque y respaldado por los poderosos recursos de compañía discográfica RCA, estuvo Elvis Presley.

La compañía, que le debía a éste casi la mitad de su total de ventas, saturó con su material  el mercado discográfico hasta agosto de aquel año, en un intento por satisfacer la insaciable demanda que éste había originado.

El 10 de enero de 1956, sólo dos días después de haber cumplido los 21 años, Presley entró a los estudios de la compañía RCA en Nashville para grabar sus primeros tracks para un sello grande (anteriormente lo había hecho en Sun Records). Aquella primera sesión produjo un tema que haría época, “Heartbreak Hotel”, uno de los discos más impactantes del rock que se hayan editado jamás.

En forma independiente a sus logros posteriores, Presley se reservó un lugar en la historia del rock por uno de los mejores discos debut realizados por artista alguno con una disquera de tal magnitud.

La canción “Heartbreak Hotel”, grabada por el cantante a comienzos de aquel año, había entrado en las listas del Top 100 de los Estados Unidos. Un par de meses después salió a la venta Elvis Presley, álbum que se convertiría rápidamente en disco de oro.

A mediados de 1956 en el Show de Milton Berle, Elvis interpretó “Hound Dog” y causó el escándalo de la audiencia por los sugestivos movimientos de cadera que realizó al bailar.

En septiembre como suceso musical y se presentó por primera vez en el Show de Ed Sullivan ante decenas de millones de televidentes y se convirtió en suceso nacional (y mundial casi en seguida).

Elvis apareció por primera vez en la televisión estadounidense, a nivel nacional, para mostrar sus movimientos abiertamente sexuales a un confundido público adulto, cuya supuesta indignación llevó a los productores a realizar tomas de la emergente estrella de la cintura para arriba. Lo demás se volvería historia (e histeria).

Elvis cerró el año con otra grabación histórica, The Million Dollar Quartet, junto a Jerry Lee Lewis, Carl Perkins y Johnny Cash en los estudios de la Sun Records, donde todos se habían encontrado casualmente.

Las ventas del nuevo ídolo musical, que en ese momento superaban los 10 millones de ejemplares, hicieron que ocho títulos interpretados por él se situaran entre los 40 de las listas de popularidad, incluyendo tres primeros lugares con varias semanas de supremacía: «Heartbreak Hotel», «I Want You, I Need You, I Love You» y «Don’t Be Cruel».

Así que de los pequeños estudios de la Sun Records de Memphis, donde se inició, Elvis se trasladaría a los grandes de la RCA en Nueva York, y luego hacia finales del año a Hollywood, en donde rodaría su primera película, Love Me Tender.

El año de1956 fue todo de Elvis Presley, pues, quien con «Hound Dog» logró otro primer lugar en las listas, y con el cual permaneció en ellas por 11 semanas. “Hound Dog” era originalmente un tema del rhythm and blues pero éste, como muchos de sus materiales, había cambiado de taxonomía al inicio de la década por el nombre de rock & roll.

Y así como el nuevo ritmo se había encumbrado en las listas de popularidad y en los gustos juveniles, también aparecieron los primeros detractores del género, quienes entraron en acción al mismo tiempo que éste.

En 1956, Asa E. Carter, autoerigido líder del Consejo de Ciudadanos del Norte de Alabama, apeló a los preocupados conservadores blancos para que aplastaran al rock, porque es «el ritmo de los negros. Conmueve lo que se debe ocultar; saca a relucir lo primitivo y vulgar en los hombres y mujeres jóvenes», vociferó.

El señor Carter tenía cierta razón en todo ello si valoramos las bases conceptuales y el espíritu que ha prodigado dicho género desde sus orígenes. Lo que Ace no sabía era que él ponía el signo negativo donde los paladines del rock colocaban el positivo. Y nunca se dio cuenta de que estaba completamente de acuerdo con ellos; sólo que en la acera de enfrente con su apreciación moral de las formas.

Veamos. El rock significa, en primera y última instancia y para siempre, la búsqueda de lo elemental y primitivo en la música (varios de sus componentes y derivados lo son: el rockabilly lo es; el rock de garage lo es, el punk lo es).

Cuando los jóvenes blancos de los Estados Unidos descubrieron su música en el rhythm and blues negro de aquellos años cincuenta, abrazaron el primitivismo y su rítmica como virtud, como la raíz de su historia y mítica genérica. Y lo hicieron de modo voluntarioso, selectivo y con causas como razones, pero con el nuevo nombre de Rock & Roll y con Elvis Presley como estandarte.

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