Ananda Shankar

Indo-funk supercargado

Por SERGIO MONSALVO C.

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En el mundo del rock todo ingrediente cultural que se integre a su corpus general, siempre en expansión, será el resultado de una búsqueda, de una necesidad o de una dinámica social o musical específica (en el caso de lo local) y responderá a necesidades colectivas (en el caso de lo global).

La cultura rockera, entendida de esta manera, es la acumulación de respuestas producidas por numerosos y diferentes énclaves repartidos por todo el mundo, receptivos al reto que plantea la satisfacción de las necesidades básicas que tiene toda colectividad humana.

Necesidades de creación y recreación, de conocimiento y reconocimiento de las herencias acumuladas (interiores y exteriores) por generaciones anteriores y de un conjunto de elementos socio-musicales que pueden ser transferidos, reinterpretados y enriquecidos (mezclados, remezclados, sampleados, etcetera).

Así, hoy en día se oye hablar con frecuencia de la difusión de una cultura global o universal, movimiento en la que la humanidad entera participa de manera creciente con su cúmulo de valores y en contra de los regresivos nacionalismos y su ideáticas exclusiones.

El mundo civilizado construido por el rock o —para plantear el asunto en términos menos ambiciosos— el de sus “accesos culturales” es una realidad que no puede ser ignorada, y tampoco soslayada en cualquier proyecto o studio serio que se haga sobre él.

El intercambio de tales accesos (geográficos, interdisciplinarios, genéricos o conceptuales) es parte destacada de todo ello, de su estética fundamental. Así ha sido desde que el primer rock empezó a rodar por ahí, y así lo han entendido sus intérpretes de avanzada en todas las épocas y lugares.

El rock como música, y prioritariamente como cultura, siempre ha buscado la oportunidad y también el motivo para manifestar su selección de influencias. Una de ellas proviene desde los años sesenta de la India. Ese espacio pleno de misterio, filosofías e historia.

Después del blues negro y el folk blanco, la expresión musical india constituyó el siguiente elemento importante en la mezcla particular del romanticismo ontológico creado por el rock y actualmente por sus combinaciones electrónicas y vertientes derivadas.

Por su parte, los intérpretes de la música india orientados hacia el rock y géneros contemporáneos desde mediados del siglo XX encontraron tres maneras de producir una forma artística actualizada, viable y en contacto con la población del mundo en general.

Esto ocurrió por medio de una progresiva “indianización”, es decir, la dilución de las influencias externas en géneros que surgieron como crossover; en segundo lugar, mediante el empleo creativo de la retroalimentación recibida del Occidente en forma de world music.

Y, finalmente, al mezclar dentro del world beat la antigua tradición musical india, tanto popular como clásica, con la música electrónica, techno y afines. Para la imaginería del rock, dicha zona del mundo se erigió en una tierra de sensibilidades expansivas. Así que la principal influencia oriental sobre el rock provino de la India vía la Gran Bretaña.

Ese proceso de transculturación (ése que va incansable y sin interrupción de Oriente a Occidente y de vuelta y que se enriquece en ambos sentidos a través de 200 años de historia), además de verse acompañado por la creación de una música standard, también encierra la influencia catalítica ejercida por la cultura importada al engendrar una fértil escena musical. Así ocurrió con Ananda Shankar, originario de Calcuta.

Ananda nació el 11 de diciembre de 1942, como fue el hijo de los famosos bailarines tradicionales Uday y Amala Shankar, y como sobrino del legendario sitarista Ravi Shankar. Es decir, brotó como nueva rama de un árbol genealógico que ha contribuido cultural y generosamente con el planeta.

El de Ananda, además del sensual bengalí, fue el mundo de la música, no el del baile. Después de completar su enseñanza académica en la Scindia School Gwaliar, aprendió a tocar la sítara con el maestro Lalmani Mishra en la Universidad de Benares.

Su inquietud juvenil y las experiencias de su tío en el Occidente lo interesaron en aquel ritmo seductor: el rock. Deesta manera a finales de los años sesenta se convirtió en el pionero del género indo-funk. A partir de ahí su figura se erigió en parte de la inmensa historia interna del rock.

Sus talentos lo llevaron a viajar a la capital inglesa e inmiscuirse en la cultura pop que ahí se llevaba a cabo, el famoso Swinging London. Gracias a esto conoció a Jimi Hendrix, por el que profesaba gran admiración, y ambos tuvieron la oportunidad de tocar juntos en una jam session.

En 1970 la continuada fusión del rock con la música clásica india quedó inscrita en los anales de la grabación con el primer disco de Ananda Shankar con el sello Reprise, de título homónimo.

Nadie como él combinó desde entonces instrumentos como el mridangan con la guitarra eléctrica o la sítara y el sarod con el rock o los sonidos de la música electrónica de la época. Su curiosidad musical lo llevó por caminos ignotos y descubrimientos sorpresivos.

Su música, a partir de entonces, transcurrió por varias generaciones de jóvenes indios, y los breaks que utilizó en sus composiciones traspasaron las barreras de las culturas y las nacionalidades. El concepto de Ananda fue original, fresco, armónico y lleno de sentimiento.

Sus piezas emblemáticas contenidas en una docena de álbumes han sido sampleadas por los raperos de la Costa Oeste de la Unión Americana lo mismo que por artistas de la música anglo-asiática del breakbeat. Un hecho cultural que continúa el ciclo mencionado.

De hecho durante su última gira por la Gran Bretaña en 1998 grabó en los estudios de Real World de Peter Gabriel el disco Walking On, que sería el póstumo tras su muerte ocurrida por un paro cardiaco en su natal Calcuta el 26 de marzo de 1999 a los cincuenta años de edad.

Tal grabación la llevó a cabo con la colaboración del DJ y empresario State of Bengal. El resultado fue salvaje y sensual con la fusión de la música india, el rock clásico y grooves febriles de los años noventa. Expresar la creatividad con frases musicales elocuentes fue una prerrogativa natural de su genio, interrumpido en su quehacer demasiado pronto.

Discografía mínima: Ananda Shankar (WEA/Reprise, 1970), Ananda Shankar & His Music (EMI, 1975), Sa-Re-Ga Machan (EMI, 1981), Outcaste Untouchable Beats Vol. 1 (Outcaste/Tommy Boy, 1993), Walking On (Real World, 2000).

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