LCD Soundsystem

Hola, adiós y ¿hola?

Por SERGIO MONSALVO C.

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Al entrar a pleno siglo XXI, el fin de los años cero, a muchos artistas les resultó difícil saber cómo asumir las circunstancias del mundo en ese momento. Las transformaciones o la propia velocidad se les manifestaron demasiado rápidas y elusivas como para ser reflexionadas de forma expedita. En ello tuvo que ver la nueva concepción del “éxito” debida a las nuevas formas de comunicación y su dependencia tecnológica.

Algunos buscaron una salida de emergencia y hasta rechazaron continuar en la cresta de la ola. Se autoexiliaron, a favor de la calma, de la marginación o de una vida paralela en la búsqueda de acomodo en otra manera. Así lo hizo el líder del grupo LCD Soundsystem, para luego desdecirse unos años después, luego de una puesta en escena grandiosa para decir adiós.

Primero, nadie le pidió que se fuera. Y después, nadie le pidió que volviera. Al parecer la canción “Should I Stay or Should I Go” (de Clash) es su preferida y la que define al indeciso y voluble James Murphy, talentoso artista nacido en 1970 en New Jersey, ese estado de la Unión Americana que es quizá el mayor semillero de músicos de aquél país.

Murphy quizá el autor que más dotó de contenido al revival del pospunk y que actuó como catalizador del cruce entre electrónica y música indie al principio del siglo XXI, anunció una década después, inesperadamente, el fin de su proyecto, LCD Soundsystem, en plena cúspide de éxito. Y lo hizo con dos únicos y peleadísimos conciertos en la ciudad de Nueva York.

Es probable que ésta haya sido una de las despedidas mejor retratadas de hasta la fecha (tras Last Waltz, por supuesto), afirmación certificada por un muy celebrado documental de la misma. La firmó una banda que en todo su esplendor, luego de tres discos apreciables (LCD Soundsystem, 2005; Sound Of Silver, 2007; This Is Happening, 2010) y algunas dádivas más (45:33, sus álbumes en vivo y un etcétera de remixes y EP’s), ofreciera el gran concierto del adiós a un repleto Madison Square Garden (con el álbum The Long Goodbye, como testimonio) con un público entregado e intrigado a la vez, y más que nada decepcionado por una desaparición incomprensible.

A la postre varias cosas quedaron patentes sobre Murphy, en particular, alma, mente maestra y líder del grupo: no hacía falta tener ni el carisma ni el físico para ser el solista y foco de atención de una banda de época; que luego podría ser muy factible que se pudiera dedicar a editar canciones suyas o a producir las de otros, a su completo antojo, sin una brújula o dirección aparente, o que retirarse así, por una decisión caprichosa, pudiera ser una victoria de la inteligencia a final de cuentas. Sólo el tiempo lo diría.

El LCD Soundsystem de James Murphy apareció en escena en el momento apropiado, principios de los años cero, para reivindicar una serie de referencias sonoras que nadie parecía extrañar. Esta banda incorporó al escenario musical una corriente como el punk funk y recuperó, asimismo, la filosofía vanguardista de tal música mutante.

Una corriente que a finales de los setenta del siglo pasado se fraguó en sellos discográficos como Ze y Factory. LCD Soundsystem mezcló todo eso con el krautrock, el house, el minimalismo y el trance y, con solo tres álbumes en su haber se convirtió en un referente imprescindible para sonorizar una época que comenzaba bajo los estatutos del terror y la aprehensión.

En pleno desarrollo estaba cuando Murphy optó por disolver la banda y despedirse en el 2011. Por supuesto, todo el mundo dudó de la cordura de tal acción y se especuló con los deseos ermitaños del músico. Al final, entre los fans se aceptó el hecho con resignación y se puso al grupo en el nicho de los valores perdidos y de culto personalizado. A sacudirse las manos y a buscar nuevos horizontes. Ni por un momento se supuso vida tras el deceso.

Craso error. De haberse identificado la caprichosa volubilidad como característica de Murphy, nadie hubiera esperado otra cosa que la vuelta a la acción. El regreso de la tumba, en una resurrección que nadie esperaba a tan corto plazo, en un retorno que nadie solicitó en ninguna plegaria, y con una explicación que tampoco nadie comparte o acepta. Incluso muchos han tomado su vuelta a los escenarios como una traición, una jugarreta trapera para con los sentimientos de los seguidores.

El caso es que aquí lo tenemos de nuevo, el regreso inesperado de LCD Soundsystem, del que uno se pregunta si ha sido necesario, puesto que Murphy ya había creado un sello artístico a partir de referencias que en su día abrieron nuevos caminos, haciéndolas visibles para una generación que ahora tiene otros parámetros, tras un lustro expuesta al bombardeo de millones de cosas sin pausa alguna.

Tras aquel maratónico concierto de tres horas y media de duración, registrado en el documental Shut Up and Play the Hits, en el que la banda bajaba oficialmente el telón, los fans, si no conformes, por lo menos estaban satisfechos de haber estado o visto el momento culminante de su carrera. Incluso en dicho documental un Murphy dubitativo reconocía que posiblemente el mayor de los fracasos era salirse, detener la productividad de una banda que hasta entonces lucía una trayectoria intachable.

Por eso mismo, muchos de los fans que en el 2011 lucharon denodadamente para poder comprar uno de las codiciados boletos de su última tocada, para la que incluso viajaron desde todos los rincones del mundo con ese costo adicional, ahora se sienten defraudados, incluso estafados, ante este anunciado regreso, un nuevo disco y una gira a nivel mundial. ¡Vaya cosa!

Por otra parte, en ese lustro de relativo silencio, Murphy tuvo tiempo de crear su propia marca de café (House of Good), producir temas o álbumes de colegas como Arcade Fire o los Yeah Yeah Yeahs, inaugurar una vinoteca en Williamsburg y trabajar como Dj, con su selecta colección itinerante de discos, junto a los belgas de 2manydjs.

Murphy es un tipo inteligente y, por lo mismo, uno se pregunta: ¿Por qué en lugar de anunciar el adiós definitivo para su proyecto LCD Soundsystem, no dijo que tras la carga de trabajo necesitaban un descanso y alargar la indefinición del tiempo requerido para ello, para después anunciar con bombo y platillo un posible y ansiado regreso?

El asunto le hubiera funcionado de maravilla. Pero no lo hizo, así que sólo le quedó una cosa que intentar a cambio: emitir una disculpa pública por algo que en modo alguno se había propuesto como parte de un insultante marketing, o eso quería uno mínimamente como seguidor de un tipo que siempre se había presentado como sincero y auténtico.

Murphy había presentado sus piezas como algo personal, íntimo sin solemnidades, temas francos e irónicos en los que compartía en público sus tristezas, descubría sus relaciones con la industria en forma de canción o reconocía públicamente sus influencias, sin pretender esconderlas.

Al frente de LCD Soundsystem puso en sus textos sentido del humor, la sencillez, la exaltación de la amistad, el respeto al legado de otros, la cohesión perfecta entre la música electrónica, el post-punk y el pop. Una propuesta que fundamentaba su éxito con la cuadratura del ritmo. Sólo por eso hubiera tenido sentido extrañarlo.

Y, al cabo de todo el tinglado, tuvo que disculparse. Él, en un extenso comunicado, escribió lo siguiente: En mi ingenuidad no me di cuenta de algo: hay gente que no nos odia en absoluto, que está muy vinculada al grupo y se siente traicionada por el hecho de que volvamos a tocar y a grabar.

“Gente que viajó (o lo intentó) al concierto del Madison Square Garden, para la cual fue un momento importante, y cree que ahora todo aquello se ha desvirtuado. Nunca me lo  plantee así. Lo sé, es ridículo de mi parte. Vi algunos comentarios online hace algunos días de gente que se sentía así y me tomó por sorpresa. Me entristeció muchísimo.

“Si te importaba nuestro grupo, si te volcaste en ese momento (o en cualquier cosa de nosotros) y ahora te sientes traicionado, lo entiendo perfectamente. Estás en tu derecho de definir qué amas de un grupo, y estás en tu derecho también de condenar sus acciones y palabras como creas necesario porque eres tú, francamente, quien ha hecho la mayor parte del trabajo para mantener esa relación, y no el grupo. Estaba tan preparado para las protestas cínicas de turno que no supe ver las quejas verdaderas y sentidas.

Luego de ello el single lanzado para el anuncio del retorno, “Christmas Will Break Your Heart”, cobró sentido al igual que la espera por la gira (Brooklyn Steel). El inesperado regreso de LCD Soundsystem con disco nuevo y gira, junto a un contenido “hola”, aguarda por igual un justo y merecido juicio.

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