Jazz-Rock

Periplos de la fusión (II)

Por SERGIO MONSALVO C.

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Como en el caso del rock, para hablar de la fusión con éste en el campo jazzístico, hay que remontarse también al principio de los años sesenta. Algunos instrumentistas del jazz se sentían atraídos artísticamente por el rock (al igual que por el mambo y otras músicas afroantillanas) del que incluían algunos trazos en sus improvisaciones, aunque nada digno de ser rescatado, sólo esbozos o citas peregrinas.

Esto se debía a dos motivos. El primero, al extendido purismo entre sus huestes, que veían con recelo y suspicacia los valores musicales del rock & roll y, en segundo término, a que la presencia de este género «nuevo» (apenas una década de existencia), era cada vez más popular, les hacía mucha competencia y por ende disminuían sus fuentes de trabajo.

Al ver que su presencia no era una moda pasajera sino algo que había llegado para quedarse, optaron por unírsele en vez de buscar derrotarlo. Así que cuidadosamente empezaron a experimentar con él y luego, a implementarlo en sus interpretaciones.

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En el jazz el disco Bitches Brew de Miles Davis (con el antecedente de In a Silent Way) y la fundación del grupo Lifetime por Tony Williams, en 1969, por lo general se consideran como el principio oficial de la fusión, que a partir de ahí y hasta comienzos de los años ochenta aún se le seguiría denominando como «jazz-rock«.

Esta definición original del término ha sido la mejor hasta la fecha (ya que era una mezcla de la improvisación jazzística con la fuerza y los ritmos del rock), aunque la palabra «fusión», con la que luego se le nombró, se ha empleado de manera tan liberal durante el último cuarto de siglo que prácticamente ha perdido todo sentido.

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Los músicos involucrados en los proyectos Bitches Brew y Lifetime pueden considerarse como la primera generación del nuevo estilo, en el que por cierto siguieron desempeñando un destacado papel durante muchos años. A comienzos de la década de los setenta, la fusión había adquirido una identidad propia aparte, como estilo creativo del jazz (si bien desdeñado por los puristas de siempre).

Además de Miles Davis y Tony Williams, algunos nombres importantes para el género fueron los de Herbie Hancock y Wayne Shorter, ambos egresados del grupo de Miles Davis; Chick Corea, Lenny White, Stanley Clarke y Al DiMeola, quienes antes de iniciar sus carreras como solistas formaron el muy exitoso Return to Forever.

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El austriaco Joe Zawinul fundó Weather Report junto con Wayne Shorter; John McLaughlin y Billy Cobham, a su vez, fueron los iniciadores de The Mahavishnu Orchestra; Larry Coryell creó Eleventh House, y Jack DeJohnette y Dave Holland integraron el grupo Gateway.

La fusión combinó sobre todo la libertad y la complejidad del jazz con el carácter más directo y agresivo del rock. También en el aspecto comercial dio resultados, pues tuvo éxito entre el público del rock.

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El surgimiento de la música electrónica en los ochenta representó una nueva fuente de inspiración para muchos grupos. Grandes nombres como Herbie Hancock y Miles Davis la utilizaron. Conjuntos como Yellowjackets, Steps Ahead y Pat Metheny Group la emplearon, igual que Mike Stern, Bill Frisell, John Scofield y el bajista Daryl Jones, quien adquiriría renombre con un público masivo mediante sus posteriores colaboraciones con Sting, Madonna y los Rolling Stones.

La mayoría de los grupos de este género no ataban a sus miembros en forma constante. Los músicos, técnicamente muy talentosos, solían colaborar en toda clase de proyectos de terceros. La música de fusión produjo a toda una serie de músicos sesionistas sobre todo en los Estados Unidos, y sus colaboraciones en bastantes casos estimulaban las ventas.

Algunos nombres conocidos son los guitarristas Larry Carlton y Eric Gale, los bajistas Anthony Jackson y Louis Johnson, los bateristas Steve Gadd, Vinnie Collaiuta y Ricky Lawson, los tecladistas Russell Ferrante y Richard Tee, y el percusionista Paulinho da Costa.

Desafortunadamente, otra corriente degeneró el término desde mediados de los años setenta en adelante, al convertirse en forma de ganar dinero fácil rebajando el nivel de la calidad artística con el objeto de llegar a un público masivo y complaciente. De hecho ya era una combinación de jazz y otros estilos pop, o sea, crossover.

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Algunas expresiones en este sentido serían ejemplares y producirían avances y evolución en el género. Sin embargo, también los buhoneros que siempre se suben al carro de lo novedoso, con el único fin de engrosar sus chequeras, estuvieron presentes con la hechura de un pop instrumental anoréxico, insustancial, pero muy redituable.

La escucha del mismo no necesitaba nada de parte del público. Ningún esfuerzo de sensibilidad, ninguna profundización, puesto que no había nada en lo cual profundizar. Kenny G fue el puntal en este anodino quehacer. Su estilo creó oyentes analfabatas, inocuos, sin chiste, como los cocteles de moda.

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Los productores y algunos músicos buscaron estas combinaciones de estilos con fines de lucro primordialmente. Tuvieron bastante éxito en volver su género de jazz más accesible para el consumidor promedio. A lo largo de las últimas décadas se han probado muchas combinaciones distintas, y a los promotores y publicistas les agrada utilizar el término «jazz contemporáneo» para describir estas «fusiones» del jazz con otros elementos. No obstante, la palabra crossover resulta más apropiada.

El contenido jazzístico constituye una parte relativamente reducida de los ingredientes. Cuando el estilo es en realidad pop adicionado con sólo una cantidad insignificante de improvisación (ubicándose, por lo tanto, casi por completo fuera del jazz), el término «pop instrumental» es el más adecuado.

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El crossover es una combinación de jazz con pop, soul o funk, adicionada sobre todo con ritmos latinos, reggae, bossa nova y música africana, aunque a veces también con música española, india y clásica, de manera muy ligera en todos los casos. Algunos ejemplos son Spyro Gyra, Bob James, George Benson, Earl Klugh, los Crusaders, Lee Ritenour, Jonathan Butler, David Sanborn, la melcocha de Kenny G, Hiroshima, Rippingtons, Randy Crawford, etcétera.

La promesa original de la fusión iniciada en los años sesenta hasta cierto punto se ha difuminado, si bien sobrevive en la actualidad en grupos como Tribal Tech, la Elektric Band de Chick Corea, Nguyên Lê, Atomic, el avant-garde neoyorkino, japonés, italiano, escandinavo y germano.

Por otro lado, una pléyade de músicos creativos del rock ha servido a lo largo de las décadas para introducir a jóvenes y nuevos escuchas al género (Frank Zappa, Carlos Santana o Sting lo hicieron en su momento, Bowie con su último disco: Black Star); igualmente, lo han hecho para integrar los instrumentos y los beats electrónicos al jazz (y crear así nuevos derroteros y otras historias como el acid jazz, el e-jazz o jazz electrónico, el jazz dance y el jazz-rap, entre otros subgéneros).

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